VENEZUELA: La antipática verdad que requiere una critica a las utopías | Entrevista a Jeudiel Martínez Daza y Simón Rodríguez Porras

Natália Moraes de Carvalho.

EL 23 de enero de 2019, escuche el video grabado del desalojo de un edificio en Caracas, el autor filmaba a la multitud venezolana en protesta contra Nicolás Maduro. En la ocasión, apoyado por Donald Trump Juan Guaidó, el entonces presidente de la Asamblea Nacional, se autodeclaró presidente interino de Venezuela reivindicando artículos específicos de la constituyente. Las protestas que estallaron por el país contrastando con la reacción de los partidarios del gobierno en las redes sociales hicieron que todos los reflectores apuntaran a Venezuela. La disputa por la presidencia y dirigencia económica del país que tiene “petróleo” dicho antes del nombre propio cuenta con sanciones, amenazas de intervención militar, rivalidad de potencias económicas, críticas al gobierno Maduro y rechazo a la injerencia norteamericana.

No obstante el nuevo acontecimiento, el polvo de antiguas polémicas y el patrullaje de las discusiones sobre chavismo y madurismo volvieron a la superficie sin grandes adaptaciones, lo que hace cuestionar, ¿Cuál es el precio de la verdad en el momento en que la retórica discursiva tiene tanta utilidad?

Los entrevistados, Jeudiel Enrique Martínez Daza¹ y Simón Rodríguez Porras²  lo saben.

Esta iniciativa de entrevistar a venezolanos que investigan y viven los sucesos de Venezuela, se da por la necesidad de superar el callejón sin salida en que las discusiones referentes a Venezuela suelen terminar. No es casualidad. Se trata del momento en que, no sólo partidos políticos, sino que cada grupo selecciona información que les favorezca de forma que los escasos análisis dicen mucho más sobre el grupo que la elabora que sobre Venezuela en sí.

Justo cuando más podríamos informarnos sobre nuestros vecinos a fin de desarrollar una campaña inteligente que buscaba darles apoyo, son los venezolanos que perciben -una vez más- cuál es el material difundido a su respecto y el comportamiento que esperamos que asuman. Se dan cuenta nuevamente de que hay una larga carretera para que consigan aclarar la verdad y que este itinerario cuenta inevitablemente con la crítica de las narrativas apologéticas (de derecha e izquierda) construidas hasta entonces. Jeudiel Martínez y Simón Rodríguez manifiestan en este espacio dos visiones distintas sobre la Venezuela contemporánea, razón de recibir algunas preguntas iguales en medio de otras específicas.

Los entrevistados actúan hace algunos años haciendo análisis comprometidos, militando y vivenciando lo que les sucede a sus conocidos y compañeros muriendo, siendo asesinados o aterrorizados por un gobierno cívico-militar, ellos están entre los invisibilizados, ergo, deshumanizados, por la retorica chavista, llamándolos “imperialistas”, “terroristas”, “golpistas”o cualquier cosa que se valga para justificar la represión que denuncian.

Cuando las expectativas y utopías caen por tierra la verdad depende del enfrentamiento de quien fue silenciado.

 

SIMÓN RODRÍGUEZ PORRAS

Natália: En primer lugar, agradezco su disponibilidad en responder a las preguntas de los brasileños. La posibilidad de entrar en contacto con los principales involucrados en los eventos que asociamos es enriquecedora.

  1. Bien, la primera cuestión es para presentación y contextualización, pero también un cuidado para no recaer en generalizaciones, después de todo, estoy hablando con dos venezolanos específicos. Entonces, ¿de dónde es específicamente? ¿Cuáles son las peculiaridades regionales de este lugar que los brasileños probablemente desconocen. Siendo que construimos nuestras preferencias políticas a partir de las experiencias de donde vivimos, como se identifica dentro del espectro político, económico y social. ¿Participa de algún movimiento u organización?

Simón: Te agradezco el esfuerzo que hace para hacer llegar a los lectores brasileños la voz y la perspectiva de sectores de una oposición de izquierda que ha sido perseguida, criminalizada y que es poco conocida fuera de Venezuela. En mi caso, formó parte del Partido Socialismo y Libertad, una organización marxista con una estructura sindical importante que tuvo legalidad hasta 2016, cuando la mayoría de los partidos fueron privados de su representatividad electoral. En el momento en que se inició mi activismo en el movimiento estudiantil, presidí un centro de estudiantes en la Escuela de Música de la Universidad de los Andes y más tarde actué como profesor universitario, trabajé en medios alternativos como la ya extinta Radio Ecos y fui parte del equipo fundador del sitio laclase.info. Soy coautor del libro «¿Por qué fracasó el chavismo? Un balance desde la oposición de izquierda«que fue traducido al inglés y pronto estará en portugués por compañeros de la Corriente Socialista de los Trabajadores, una corriente interna del PSOL de Brasil. Entre los compañeros de nuestra organización están, por ejemplo, el secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela), José Bodas; también el antiguo dirigente trabajador Orlando Chirino, que fue candidato a la presidencia por nuestro partido en 2012.

Mérida es una pequeña ciudad andina, de unos cuatrocientos mil habitantes, ubicada a unos 1600 sobre el nivel del mar, en una meseta rodeada por picos de hasta cinco mil metros de altura. La Universidad de los Andes contó con 35 mil estudiantes en sus mejores tiempos, pero debido a la crisis esta cifra se ha reducido a la mitad en los últimos cuatro años. Para tener una idea del recorte presupuestario aplicado a la universidad, la Facultad de Artes actualmente tiene una asignación para gastos operativos de menos de 5 dólares para todo el año. También es una región de vocación agrícola.Durante dieciséis años el gobierno de Mérida estuvo en las manos del chavismo. Pero en el año 2009 se dieron las primeras protestas masivas contra el chavismo, antes de un racionamiento eléctrico severo que el gobierno aplicó en el interior del país. En 2014 y 2017 Mérida fue uno de los puntos en que las protestas populares contra el gobierno se radicalizaron, ya en plena crisis económica. La represión ha sido muy grande y ha afectado a la izquierda, con casos como el de la desaparición forzada del combatiente social Alcedo Mora y de los hermanos Vergel, en febrero de 2015. Hasta ahora el gobierno se negó a investigar y los familiares de las víctimas culpan a los servicios de inteligencia por el crimen.

  1. ¿Las cuestiones centrales para entender la Venezuela actual son petróleo e imperialismo como ha discutido la izquierda internacional? Para usted cuáles son marcos esenciales para entender la coyuntura y cuales son desconocidos o ignorados?

S: Maduro es odiado por la mayoría del pueblo por haber aplicado el ajuste económico más brutal de nuestra historia, sometiendo el hambre y la miseria a millones de personas mientras la burguesía chavista vive en una opulencia impúdica. Este desastre no es consecuencia de políticas «socialistas», sino de haber llevado al extremo distorsiones propias de una economía capitalista semi-colonial en que todo gira en torno a la apropiación del ingreso del petróleo. Y que para mantenerse en el poder a pesar de un repudio mayoritario, recurre cada vez más a la represión de los sectores trabajadores y populares que en un primer momento fueron la base del chavismo. Esto es lo fundamental a entender. Indudablemente la cuestión del imperialismo es muy importante, aunque en un sentido diametralmente opuesto de lo que suponen los que creen que Venezuela es un país en tránsito hacia el socialismo o con un gobierno antiimperialista. Venezuela participa en la economía capitalista mundial desde una posición subalterna como proveedor de materias primas, sobre todo de hidrocarburos, cuya explotación se lleva a cabo bajo un esquema de joint ventures con transnacionales estadounidenses, rusas, chinas y de la Unión Europea. La empresa extranjera con mayor inserción en la industria petrolera venezolana es la yanqui Chevron. Y en cuanto a las pretensiones «antiimperialistas» de Maduro, basta recordar que en enero de 2017 la empresa Citgo, propiedad del Estado Venezolano, fue una de las mayores donantes para la asunción del mando de Donald Trump.

El gobierno de Maduro no defiende la soberanía ni los recursos naturales. Al aplicar el plan del gobierno de Chávez llamado «Plan de la Patria», entregó más de cien mil kilómetros cuadrados de territorio a transnacionales para explotación de oro, coltan y otros minerales, uno de los planes de pillaje y depredación más ambiciosos de la historia de nuestro país. Entonces, para el imperialismo, no se trata de meter las manos en los recursos venezolanos, ya lo hace bajo el chavismo, sino de garantizar la continuidad del pillaje.

¿Por qué el chavismo asumió un discurso socialista si ni siquiera adoptó medidas democráticas modestas, como superar el latifundio improductivo, o nacionalizar la industria petrolera para invertir la renta en el desarrollo agrario e industrial del país? Claramente esta radicalización discursiva corresponde al contexto en que el chavismo llega al poder, representando la ruptura con los partidos del status quo. La derrota del golpe de estado apoyado por Bush en 2002 por la vía de la movilización popular es un hecho sin precedentes que muestra la validez de un proceso revolucionario abierto desde El Caracazo de 1989. Había grandes expectativas de justicia social y participación democrática en el movimiento trabajador y popular . El gobierno adaptó su discurso a estas exigencias, mientras que en la práctica impulsó una política represiva y cooptadora para emparejar a los sindicatos y las organizaciones populares, lo que a largo plazo le permitió proporcionar grandes derrotas a la clase obrera y desarticular la organización popular. Al final de cuentas, esto explica cómo Maduro consiguió reducir los salarios a menos de diez dólares al mes e imponer condiciones de trabajo de semi-esclavitud.

A pesar de la penetración de capitales rusos y chinos, Estados Unidos permaneció hasta 2018 como el mayor destino de las exportaciones venezolanas y la primera fuente de nuestras importaciones. De tal manera que Venezuela nunca dejó de estar dentro de la esfera de influencia de la mayor potencia imperialista. Además de la implicación directa de Bush en el golpe de 2002, Estados Unidos siempre mantuvo una relación cercana con la oposición de derecha. El desastre del chavismo en los últimos años ha generado la oportunidad de intervención del gobierno de EEUU que se concreta en enero de este año con el reconocimiento de Guaidó como presidente interino con las sanciones sobre el petróleo que tendrán un efecto devastador sobre una economía ya arruinada, y con las amenazas de invasión hechas por Trump, Bolton y el Comando Sur. Por eso, sin dar ningún apoyo al gobierno de Maduro, rechazamos toda la demagogia «humanitaria» de Estados Unidos y nos oponemos a su injerencia que no busca objetivos «democráticos» sino que meramente imponer un gobierno títere.

  1. ¿Venezuela vive una democracia? En mi opinión, la defensa de esta democracia y de que Maduro responde por la soberanía popular se articula principalmente en la premisa de que sus elecciones fueron legítimas. ¿Qué sucedió en este proceso?

S: La primera cosa que hay que hacer es una aclaración sobre la perspectiva marxista en la que nos insertamos, distinguimos la legalidad y la legitimidad. No concedemos legitimidad a aquellos gobiernos que sostienen un sistema económico y social injusto, basado en la explotación, intrínsecamente antidemocrático. Independientemente de cómo hayan ascendido al poder. Esto significa, es importante considerar la fisonomía del régimen, que se define a sí mismo como cívico-militar. Después de perder 66% de los escaños en el parlamento (la Asamblea Nacional, AN) en 2015, el gobierno anuló todas las funciones parlamentarias y suspendió las garantías constitucionales. Reprimió brutalmente las protestas populares de 2017 y aplicó juicios militares a civiles por protestar o por participar en los saqueos de alimentos. Impuso una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) con el 100% de diputados miembros del oficialista PSUV. Todo ello contando con el apoyo militar.

Los militares, muchos de ellos formados en la Escuela de las Américas, encabezan ministerios, controlan PDVSA, tienen un canal de televisión, una docena de empresas entre las que destacan una empresa minera, además de controlar la red estatal de distribución de alimentos, los puertos y las fronteras. Mantienen grandes negociaciones con compras de armamento, controlan el contrabando de gasolina para Colombia, Brasil y el Caribe, un negocio lucrativo ya que es la más barata del mundo en Venezuela. En virtud de estos intereses, y no de una supuesta condición «patriota» ni mucho menos «socialista» es que los militares mantienen a Maduro en el poder, endosando las elecciones fraudulentas de 2017 y 2018, en las cuales la mayoría de los partidos opositores fueron excluidos.

El Gobierno de Maduro es un régimen dictatorial que se alejó de la propia constitución aprobada por el chavismo en 1999. Tiene decenas de presos políticos trabajadores como el dirigente sindical Rubén González o Rodney Álvarez, presos que sin haber sido condenados ni procesados ya llevan  siete años encarcelados.

  1. Tenemos en el imaginario la división de poderes en la sociedad que, al menos en teoría, debe garantizar la independencia de ciertos sectores impidiendo totalitarismos, la tríada: ejecutivo, legislativo y judicial. ¿Cual es el estado de la división de poderes en Venezuela?

S: Esta concepción liberal, sometida al examen de los hechos, no refleja otra cosa que una división de tareas en el Estado burgués de modo que sirva perfectamente a los propósitos de dominación de clase. Es decir, no es un equivalente de la democracia política en sí. En el caso de Venezuela, la casta cívico-militar controla todos los poderes, desde el punto de vista formal, incluidas las funciones ejecutiva, legislativa, judicial y electoral en la ANC.

Pero lo más importante es el servicio de quienes gobiernan. Esta concentración de poder en Venezuela está al servicio del saqueo de petróleo por parte de las transnacionales, de la imposición de salarios míseros, de perseguir cualquier disidencia, de alimentar los negocios de la burguesía chavista.

  1. ¿Un partido de izquierda e independiente como el de ustedes se encuentra amenazado en esta coyuntura? ¿Sufren la reacción de alguna izquierda que piensa que deberían defender a Maduro y el chavismo con uñas y dientes? ¿Qué estás defendiendo en este momento?

S: Nuestra organización sufrió a lo largo de esos años el asesinato de 8 militantes obreros en manos de las mafias sindicales del gobierno además de prisiones y despidos, pero ni los golpes sufridos ni las amenazas o la prohibición electoral nos desviaran de nuestro posicionamiento como socialistas. Las calumnias o ataques de esa izquierda oportunista que apoya a Maduro dando la espalda al pueblo venezolano trabajador es la que no lo lograría. Nosotros defendemos la necesidad de una solución obrera y popular independiente para salir de la crisis. Que sea la mayoría trabajadora y que se organice de forma autónoma para acertar cuentas con el gobierno y tomar su destino con sus propias manos. En este sentido, consideramos que la huelga general es una herramienta muy poderosa para poner fin al régimen cívico-militar, derrotar la intervención imperialista y recuperar muchas de las conquistas perdidas en estos años, elevando un programa económico y social que exprese las aspiraciones de las mayorías empobrecidas.

  1. Juan Guaidó surgió a los ojos del mundo con la mano en la Constitución, reivindicando ser presidente interino de Venezuela dadas las violaciones cometidas por Maduro. ¿Es considerado golpista entre los venezolanos? ¿Cómo las personas se dividen acerca de su legitimidad o ilegitimidad?

S: Guaidó era un diputado desconocido por la mayoría de los venezolanos hasta que asumió la presidencia de la Asamblea Nacional. Y cuando se proclamó presidente interino suscitó expectativas en sectores importantes de la población, para los cuales este diputado representa una posibilidad de salir de Maduro.

Se debe entender su autoproclamación como un acto político. Su base legal es muy frágil, según la constitución el presidente interino tiene por única función organizar una elección presidencial a realizarse en menos de 30 días, lo que obviamente no hará. La línea de Guaidó consiste en apoyarse en el «reconocimiento» de Estados Unidos, de la Unión Europea y de gobiernos de derecha y centro derecha latinoamericanos, en las sanciones económicas de Trump y en la amenaza de invasión militar. El propio Guaidó dijo que la posibilidad de una agresión militar está «sobre la mesa» y que un grupo de jueces opositores en el exilio hasta «autorizó» una agresión militar «humanitaria».

Declaraciones criminales que repudiamos totalmente y que demuestran el carácter totalmente subordinado a Trump que estos políticos tienen. La oposición de derecha alienta también que los militares chavistas den un golpe, intentando sobornarlos con una amnistía para delitos de corrupción, violación de derechos humanos y crímenes fiscales. El programa llamado «Plan País» es un compendio de medidas de privatización y ajuste. A todo ello se suma una clara vocación desmovilizadora, evidenciada cuando dirigentes de la oposición ‘derechista’ critican las protestas violentas de los barrios ocurridos entre el 21 y el 28 de enero, alegando que fueron protagonizados por «marginales» o «chavistas infiltrados», cuando en realidad consistieron jornadas heroicas de lucha popular cuya represión militar costó más de 30 muertos. El discurso de Guaidó apunta que la presión externa, las sanciones económicas y un golpe o una agresión militar extranjera producen lo que él llama «el cese de la usurpación». Esta narrativa fantasiosa supone que los golpistas o invasores benefactores permitirán la autodeterminación popular en elecciones libres, ocultando cínicamente las implicaciones antidemocráticas de una transición controlada por militares o invasores.

La política de Guaidó es reaccionaria como un todo y la rechazamos totalmente, tanto por sus medios como por sus fines. No son los militares o el gobierno de los Estados Unidos que deben decidir quién gobierna Venezuela, esta decisión le concierne solo al pueblo venezolano.

  1. ¿Crees que las denuncias del abuso del gobierno Maduro son intencionalmente alejadas, desconocidas o silenciadas? ¿A quién le interesa el desconocimiento de la historia y la vida de los venezolanos?

S: De un lado está el ocultamiento de todas las denuncias de la represión practicada a sectores populares por parte del gobierno y sus aliados. Las acciones represivas no se mencionan o se justifican dentro de un discurso según el cual las víctimas son en realidad agentes de derecha o del imperialismo. Esto es parte de la propaganda de guerra que el gobierno usa desde hace años. Pero también, la derecha opositora, los gobiernos y los grandes medios internacionales ocultan sistemáticamente víctimas que no son funcionales para su agenda y su discurso. Poco se habla de los presos políticos obreros, casi nada acerca de las luchas indígenas, muy radicalizadas, la lucha contra el saqueo del Arco Minero del Orinoco o la denuncia que la izquierda hace de las consecuencias de haberse realizado onerosos pagos de deuda externa a expensas de la deuda externa el hambre del pueblo. Todo esto es ocultado porque no condice con la propaganda que atribuye al chavismo un «fracaso del socialismo» o que intenta presentar la oposición de derecha como la única oposición.

  1. ¿Hay hoy adversión de parte de la población al que se refiere el socialismo, el comunismo y la revolución dado el gobierno Maduro?

S: El gobierno chavista logró manchar las banderas de la revolución socialista asociándolas a la corrupción, hipocresía, entreguismo, represión y el desastre económico. La oposición de derecha y los medios privados no pierden la oportunidad para reforzar esta falsa noción de que Chávez y Maduro fueron «socialistas». Y el apoyo oportunista de gran parte de la izquierda latinoamericana al chavismo refuerza el desprestigio del socialismo. La construcción de una izquierda revolucionaria en Venezuela y en América latina depende de su capacidad de deslindarse del chavismo y, consecuentemente, enfrentarlo.

  1. Mi amigo Julio Batista hizo preguntas que dicen por muchos: «¿Cuáles son las diferencias entre el gobierno de Chávez y Maduro? ¿Hubo conquistas con el chavismo? «¿Qué ha ido mal?» Hay quien dice que Maduro ha destruido el legado chavista.

S: El gobierno de Maduro encarna el legado de Chávez. Es constituido por ministros y altos funcionarios que en su enorme mayoría formaban parte del gobierno de Chávez. Además, aplica políticas como la entrega del Arco Minero del Orinoco que forma parte del programa del gobierno de 2012. Y, obviamente, la gestión desastrosa de la crisis es la contrapartida del período de bonanza administrado por Chávez, en el que la corrupción y el saqueo alcanzó proporciones épicas.

Chávez representa el auge y Maduro la decadencia de un mismo modelo, basado en la canalización de renta petrolera para los capitales financieros y de minería transnacionales, así como una burguesía emergente ligada al aparato estatal; las empresas conjuntas con transnacionales petroleras y mineras, subsidios a las importaciones, alianza cívico-militar, corrupción desenfrenada como parte del metabolismo político, y la apuesta en un «capitalismo multipolar» sobre la base de alianzas con regímenes reaccionarios como el de Putin en Rusia, Erdogan en Turquía, la dictadura capitalista de partido único china o la dictadura teocrática de Irán.

Gracias a la movilización popular ya los procesos de autoorganización obrera, campesina, indígena, el chavismo se vio obligado a hacer concesiones importantes a través de programas de asistencia social entre 2003 y 2007. Sin embargo, luego estos programas de salud, educación, alimentación, sus limitaciones. Chávez llegó a afirmar que esos programas competían con ganancias sociales, como los contratos colectivos de trabajo de empresas estatales, diciendo en 2009 que prefería pagar becas a madres que salarios «altos» para los trabajadores. El gobierno casi totalmente desmantelado como parte de su ajuste brutal.

Chávez gozó de un gran apoyo popular y de un prestigio personal que Maduro nunca experimentó. Pero, incluso en parte es consecuencia de mecanismos puestos en marcha durante el gobierno de Chávez, como el culto a la personalidad. Chávez era representado como un líder iluminado sin responsabilidad en las políticas erradas de su gobierno; cualquier problema se justificaba por la supuesta incompetencia o mala fe de los ministros, gobernadores, diputados, o alcaldes pro-gobierno. Una operación ideológica para salvaguardar la figura bonapartista de los cuestionamientos populares.

La represión dio un salto impresionante con Maduro, pero aún durante el gobierno de Chávez fueron presos combatientes indígenas como Sabino Romero, militares atacaban las fábricas ocupadas, la policía asesinaba huelguistas, como en la masacre de Mitsubishi en 2009, que Chávez justificó diciendo que los trabajadores estaban armados lo que las autoridades nunca comprobaron. La ruptura de las masas había comenzado ya durante el gobierno Chávez, en las elecciones parlamentarias de 2010 la oposición patronal igualó los votos con el chavismo. Con Maduro se dio el salto a una dictadura y se anuló el parlamento, aunque la retórica «cívico-militar» ya fuera parte fundamental de la doctrina chavista y miles de militares hubieran ocupado altos cargos.

El gobierno de Maduro encarna el legado de Chávez. Es constituido por ministros y altos funcionarios que en su enorme mayoría ya formaban parte del gobierno de Chávez. Además, aplica políticas como la entrega del Arco Minero de Orinoco, que forma parte del programa del gobierno de 2012. Y obviamente la gestión desastrosa de la crisis es la contrapartida de la época de bonanza que Chávez administró, en la que la corrupción y el pillaje alcanzaron proporciones épicas.

  1. Me gustaría saber si Maduro realmente habla por la base popular y manifiesta sus deseos. Y si usted cree que la atención exclusiva en el movimiento de extrema derecha en el mundo nos impide ver las razones y voluntades de la población.

S: El lenguaje que Maduro usa para dialogar con los barrios populares es el de la represión. Desde 2015 viene aplicando operaciones policiales y militares denominadas «Operación Liberación del Pueblo» en que cientos de personas fueron ejecutadas extrajudicialmente. En una operación estándar, tropas con máscaras tácticas de calaveras y armamento de guerra detienen arbitrariamente a todos los jóvenes del área, a veces hasta mil jóvenes, algunas ejecuciones son realizadas y después de algunas horas la mayoría de los detenidos es liberada. Y el gobierno notifica estos operativos fascistas. En 2014 y 2017 el uso de paramilitares para reprimir protestas en los barrios fue bastante ampliado, y desde el año pasado un cuerpo de operaciones especiales llamado FAES ganó notoriedad y es tristemente celebrado por su brutalidad, habiendo sido responsable de los ataques a los barrios en enero de este año en que más de treinta personas fueron asesinadas.

Ciertamente hay desconfianza popular de la dirigencia opositora de derecha que son a menudo vistos como burgueses ávidos de pactar con el chavismo, pero, lo principal es el odio a Maduro lo que es comprensible. En cuanto a la extrema derecha, aunque está creciendo parasitando del desastre del chavismo, todavía no es significativa. Su principal representante es María Corina Machado, que usa algunos de los lemas de Thatcher. Las pequeñas sectas de neonazis o defensores de la dictadura militar de los años 50 son totalmente marginales.

  1. Otro amigo, Henrique Rufo, presenta las siguientes cuestiones: «¿Es sabido también que las élites que tienen el control sobre la importación de algunos productos forzaron a través del sabotaje su escasez, como la población que más depende de ellos ve esta maniobra? ¿Se les aclaran los motivos?

Y la segunda parte de la pregunta: «¿Hay alguna probabilidad de que Venezuela se convierta en un Brasil si el» GuaiDog » asume? Pasando a servir en bandeja al Tío Sam?

S: El gobierno creó la leyenda del sabotaje para encubrir su propio ajuste antipopular y el desastre de su propio modelo capitalista de explotación. Incluso con el barril de petróleo por encima de cien dólares, en 2014, ya había escasez e inflación creciente. La mayor bonanza de petróleo en nuestra historia fue desperdiciada en una fabulosa fuga de capital y subsidios a las importaciones que liquidaron la mayor parte de la producción no petrolera. El gobierno le ha dado más de seis mil millones de dólares a la General Motors, por ejemplo, cuya producción actual es prácticamente cero. La fiesta de la corrupción fue realmente salvaje. A partir de 2013, para sostener los pagos de la deuda externa a los buitres financieros de Wall Street, el gobierno recurrió a un corte drástico en la importación de productos esenciales, como alimentos y medicinas. En 2018 ese corte fue más del 80%. Se suma el aumento desequilibrado de la cantidad de dinero en la economía, alimentando una espiral inflacionaria que llevaría a la hiperinflación a finales de 2017. La economía se contrajo a la mitad y la producción de petróleo, que era de más de tres millones de barriles por día en 1998, cayó para llegar a un millón de barriles por día este año. Todas estas son consecuencias de la política oficial, no de sabotaje o conspiración. Como resultado hay escasez de productos, carestías y salarios destruidos.

Aunque la mayoría de las importaciones, al menos hasta 2017, fuera privada, de 2003 hasta hoy existe un control de cambio, y es el gobierno quien decide a quién asigna dólares para importaciones y en qué cantidad. Todos los puertos y aduanas están bajo el control de los militares. Fue el gobierno el que incentivó los fraudes de importación definiendo un precio para el dólar oficial hasta cien veces menor que el precio de mercado paralelo. Tanto la superación de las importaciones en los sectores público y privado, como el recorte gubernamental en las importaciones y la caída de la producción nacional, son los factores que explican la escasez, no una conspiración.

Nosotros, los venezolanos, experimentamos un bloqueo empresarial y un sabotaje de petróleo en 2002-2003, sabemos exactamente lo que es una política de negocios golpista y esa situación no tiene ninguna semejanza con la crisis actual, cuya responsabilidad es del gobierno. En cierta medida, a partir de las limitaciones al endeudamiento estatal venezolano establecidas en agosto de 2017, y sobre todo después de las sanciones petroleras de enero de este año, se puede hablar con propiedad sobre una agresión económica externa. Pero la economía ya estaba arruinada antes de eso.

Y en cuanto a la escalada de la injerencia ‘yanqui’, que repudiamos totalmente, puede desembocar en un golpe por parte de los militares chavistas que rompan con Maduro e incluso a mediano plazo en una agresión militar por parte de Estados Unidos. El pueblo trabajador en su absoluta mayoría repudia a Maduro, puede derrotar al régimen cívico-militar por sus propios medios, con una huelga general que logre vencer a la tropa rasa del ejército para que no lo reprima. De lo contrario, lamentablemente permaneceremos como meros rehenes de la represión dictatorial y del imperialismo, de sus sanciones económicas y de su política intervencionista. Es por eso que estamos apostando por una salida independiente de los trabajadores y de la población, es la única manera de evitar la consolidación de la dictadura o que Trump imponga un gobierno títere a la fuerza.

 

JEUDIEL ENRIQUE MARTINEZ DAZA

Natália En primer lugar, agradezco su disponibilidad en responder a las preguntas de los brasileños. La posibilidad de entrar en contacto con los principales involucrados en los eventos que asociamos es enriquecedora.

  1. Bien, la primera cuestión es para presentación y contextualización, pero también un cuidado para no recaer en generalizaciones, después de todo, estoy hablando con dos venezolanos específicos. Entonces, ¿de dónde es específicamente? ¿Cuáles son las peculiaridades regionales de este lugar que los brasileños probablemente desconocen. Siendo que construimos nuestras preferencias políticas a partir de las experiencias de donde vivimos, como se identifica dentro del espectro político, económico y social. ¿Participa de algún movimiento u organización?.

Jeudiel: Las primeras particularidades serían estas:

Casi el 100% de los ingresos provienen del petróleo. Por su parte el Estado es propietario del subsuelo y de la petrolera estatal PDVSA. El parque industrial ya era muy débil antes de Chávez y después de las nacionalizaciones casi fue arruinado.

Venezuela se divide claramente en una franja norte y una sur. La norte es costera y allí vive casi toda la población de 30 millones. Hay pocos recursos de petróleo y minería, excepto, por supuesto, por el aceite del Lago Maracaibo. El resto queda en el sur, en los estados de Bolívar y Amazonas. También existe una gran disparidad de recursos hídricos: en el sur hay reservas enormes y en el norte se están agotando. El extremo oeste es el estado Zulia y los Andes, estados que deberían ser muy ricos dado su potencial agrícola, pero son muy pobres. El oriente de Venezuela es pobre y poco poblado. La población está concentrada en torno a la ciudad de Maracaibo, al oeste en Zulia y en el centro del país en torno a Caracas y sus ciudades satélites, pero también menores como Valencia y Maracay, que solía ser el corazón de la industria venezolana.

  1. Venezuela vive una democracia? A mi ver la defensa de esta democracia plena y de que Maduro respondería por la soberanía popular se pautea en la premisa de que su elección fue legítima. ¿Qué sucedió en este proceso?

J: Venezuela ha vivido un proceso de «des-democratización» muy largo. Comienza en 2007 o tal vez en 2002. Como la oposición antichavista dijo que Chávez era un dictador hay muchas personas confusas. En realidad el estado de excepción y tiranía se impusieron progresivamente, primero el chavismo fue colonizando o capturando a los poderes públicos, pero, para 2015, las elecciones eran todavía confiables y transparentes. Después de perderlas ante la oposición, agrupada en la MUD, los restos de la democracia y del estado de derecho desaparecieron: básicamente, el Tribunal Supremo, controlado por el ejecutivo, eliminó la división de poderes y desde entonces las elecciones tuvieron cada vez más distorsiones. El chavismo se levanta ya definitivamente como una tiranía en abril de 2016 y marzo de 2017. La constituyente busca sólo consolidar ese estado de las cosas. Con respecto a cosas como los Consejos Comunales, en los que la izquierda cree tanto, nunca pasaron de asambleas de favelas que no tienen poder de ningún tipo, ni siquiera en el municipio. Por el contrario, proveen fuerza de trabajo gratuita para el gobierno. En lo que se refiere a las últimas elecciones, varios partidos fueron prohibidos de participar, varios candidatos de la oposición quedaron inelegibles y la sensación de que la CNE no es confiable fue explotada. La oposición hizo el resto al desacreditar a los candidatos que se opusieron a Maduro.

  1. Usted realiza un trabajo de crítica de lo que sería una alineación ideológica de la izquierda que acaba por proyectar una lectura superficial de Venezuela. Me parece que acusamos a la extrema injerencia norteamericana, pero tenemos una mirada norteamericana de Venezuela al punto de que «estudiar su historia» significa hablar sobre el intervencionismo de Estados Unidos. Poco o nada sabemos sobre la vida en Venezuela y eso que son nuestros vecinos. Mi pregunta es: ¿Qué piensas de la campaña de la izquierda extranjera? ¿Las cuestiones centrales para entender la actual Venezuela son petróleo e imperialismo?

J: La izquierda europea es afectivamente eurocéntrica. Pero este no es el principal problema. Hay una imagen preconcebida de Venezuela incluso para otros latinoamericanos que no la conocen y sólo esperan que Venezuela confirme la propaganda que ellos ya conocen. También sucede para las personas de las derechas para quienes esta situación es conveniente. Pienso que entre los sectores politizados sólo una fracción muy pequeña se interesa por los venezolanos, para los demás, este es otro caso de intervención imperialista o fracaso del socialismo. En el caso de la izquierda los «análisis» siempre se hacen por analogía: o se explica el pasado por el futuro o, como máximo, por otro caso del presente. Pero, las personas de izquierda no se interesan en preguntar lo que pasa por aquí porque no somos importantes para ellas. Lo que les atormenta es que se cuestione la imagen que tienen de este país. La crisis en Venezuela tiene dos factores esenciales; el colapso interno y el desequilibrio regional. Es ridículo pensar que para que los Estados Unidos tenga acceso al petróleo de un país deba conquistarlo: tienen acceso a México, al Golfo Pérsico, a Nigeria y no necesitan llevar soldados allí. Además, el antiimperialismo de Chávez fue siempre verbal y nada más que verbal: hasta el 31 de enero, Estados Unidos era nuestro principal socio comercial y nuestra principal fuente de dinero. Chevron opera desde hace años en Venezuela sin problemas.

¿Qué es la crisis venezolana? Un colapso nacional que generó desequilibrio regional. Entre la caída de la producción petrolera y la fuga de capitales el país perdió una cantidad de riqueza fantástica, hay una economía de depresión que contrajo la producción y eso, junto con la pésima política fiscal, desencadenó la hiperinflación, debido a la corrupción y mala administración existe una crisis de servicios públicos. Todo esto ha hecho que millones de refugiados huyan de aquí creando un desequilibrio geopolítico regional.

Aquí no se puede hablar de un solo imperialismo: hay rusos, chinos, y hasta turcos. La deuda venezolana con China es enorme y no sabemos lo que pasó con ese dinero, Rusia tiene interés en el petróleo y Turquía en el oro. El interés de los Estados Unidos aquí es más geopolítico que económico: esta crisis surgió paralela a un período también crítico en Estados Unidos y crea para los conservadores una doble oportunidad:

1º Para reafirmar su presencia en la región en el marco de un neo-monroísmo.

2º Para fortalecer su posición y prestigio en un año de pre-campaña y en el cual será investigado por el Congreso y tal vez sometido a un impeachment. Al invertir muy poco, usted puede ganar mucho. Esta no es una situación como la de Irak: es otra combinación de la invasión de Panamá con la intervención en la ex Yugoslavia, es decir, de una agenda geopolítica con una acción oportunista para escapar de los problemas internos. La tontería de la izquierda se revela en la medida en que no entiende que lo que está sucediendo es, en cierto sentido, peor y que esta oportunidad para Estados Unidos fue causada por el extraordinario fracaso del chavismo.

  1. Es normal que digan: o usted defiende a Maduro o está defendiendo el imperialismo. ¿Está usted de acuerdo con la premisa de que criticar a Maduro en ese momento significa apoyar a Guaidó? La defensa de Maduro es el único posicionamiento legítimo para quien se considera de izquierda?

J: No veo porque alguien, de izquierda o de derecha, se encontraría en una sola posición legítima frente a cualquier cosa. Si así fuera la política no existiría: no habría nada que decidir, todo ya estaría programado. La propia idea es de un primitivismo desconcertante. Además de que es difícil entender lo que defiende la izquierda con Maduro: que entrega recursos naturales a potencias y superpotencias, mantiene a las personas en la pobreza, representa la nueva casta −la boliburguesía o burguesía bolivariana− que vive en la opulencia, que sus fuerzas matan y reprimen al pueblo. ¿Es bueno sólo porque esta contra EEUU, a pesar de los repetidos intentos de acercarse a Trump?

  1. Mi amigo Julio Batista hizo preguntas que hacen muchos: «¿Cuáles son las diferencias entre el gobierno de Chávez y Maduro? ¿Hubo conquistas con el chavismo? «¿Qué ha ido mal?» Y otra duda mía, que termina abarcando la de Júlio, cuál es el estado de los servicios públicos en Venezuela?

J: El problema con el chavismo es justamente que falló en todo. Cuando hablamos sobre el fracaso de la URSS estamos hablando de una potencia que llevó al Sputnik al espacio, que derrotó a los nazis. Cuba tiene conquistas en el campo de la seguridad y el bienestar, incluso el peronismo ha dejado cosas valiosas. Los tiranos anteriores de Venezuela dejaron carreteras y obras públicas … Chávez no dejó nada más que instalar su personal en el poder. El problema es que Chávez no tuvo políticas tales, sólo clientelismo. Él no hizo una reforma de la seguridad social y del sistema público de salud: él no diseñó un nuevo estado de bienestar o «buen vivir» simplemente utilizó el dinero del petróleo para garantizar la lealtad de las personas usando estructuras informales, las misiones, que dependían de su persona. Entonces, son los médicos cubanos que se pagan para proporcionar salud, el servicio es importado, si salen, se quedarán sin eso. Los hospitales siempre han sido precarios y fallidos. Los bienes no eran accesibles para el pueblo porque el país habría incrementado su productividad, fortaleciendo los salarios y la participación de los trabajadores en las ganancias habrían aumentado en relación al capital: simplemente se subsidiaba todo con petrodólares. Esa es una de las razones del fracaso de los servicios públicos: Chávez quería que todo fuera de gracia. En parte porque sus ideas de gobierno eran ingenuas y primitivas y en parte para que la gente dependiera de él y le debieran. Él cambió la deuda financiera del neoliberalismo por la deuda política del clientelismo. Como resultado, hay fallas eléctricas todo el tiempo, el agua corriente se agota por semanas, la distribución de gas es precaria, las líneas telefónicas estatales funcionan mal, la internet es lenta. El problema no es que sean estatales: una empresa estatal es sólo una empresa y puede funcionar bien o mal, pero con Chávez hubo ‘des-profesionalización’, el mantenimiento fue interrumpido, la administración burocratizada. Maduro, sin embargo, es un administrador peor que Chávez, más irracional e impulsivo: en 2016 ocurrieron disturbios y saqueos en el interior de Venezuela porque decidió sacar de circulación en 15 días el billete de mayor circulación, el de 100 bolívares. Desde el principio, el Estado está dividido entre grupos de poder, no hay administradores profesionales o gobernantes preparados como en China o incluso en Cuba. PDVSA, la compañía estatal de petróleo, está en manos de un militar sin experiencia en hidrocarburos. Así, el bien que Chávez hizo fue distribuir dinero del petróleo y subsidiar los servicios, y cuando el precio del barril cayó -y también la producción- el desastre arribo.

  1. ¿Cuál es el compromiso de Maduro con las banderas que él mismo levanta discursivamente? ¿Está realmente comprometido con el socialismo y la soberanía popular, pero es impedido por la agenda norteamericana?

J: Usted tiene que entender lo que es socialismo en este contexto. Aquí hay concepciones muy ingenuas sobre eso porque este es un país con un discurso político de bajísimo nivel. Las sectas marxistas dicen que Chávez no era socialista, incluso, que el socialismo nunca existió. Esto es bueno para personas bien intencionadas, pero ingenuas. Los liberales dicen que éste es otro fracaso del socialismo. El socialismo es simplemente la tendencia a la propiedad y la dirección estatal de la economía. No es un ideal y no es una maldición, hay formas mucho menos funcionales, las de planificación centralizada, y hay otras más como la de los chinos que combinan mercado y planificación que son más eficientes. También tenía el norte de Europa que era otra cosa. En realidad, no sólo el socialismo fracasó: fue un fracaso implementarlo: aquí nunca hubo nada como la planificación soviética centralizada o el «socialismo de mercado» chino. La planificación centralizada tiene procedimientos muy concretos que ni Chávez ni Maduro aplicaron y que realmente no entienden. Chávez soñaba con un socialismo de petróleo similar al argelino, pero eso nunca funcionó. Pero, sí, hubo un intento real de implementarlo, el socialismo era más que un slogan: nacionalizaciones masivas, centralización en la gestión de los servicios públicos. Lo terrible es que Chávez no tenía idea de cómo hacerlo y lo que los chavistas hacen en la práctica es nacionalizar para privatizar. Estatizaron al privado para luego privatizar el Estado: hay miles de fábricas expropiadas o inauguradas por Chávez que nunca produjeron nada. Los directores de estas fábricas, generalmente militares jubilados, se quedaban con el presupuesto, con lo que la empresa producía y hasta con las máquinas y equipamientos. En realidad, fue una imitación de socialismo que sirvió de método para saquear la riqueza pública y privada. Aquí, nacionalizar algo era ponerlo a disposición de la mafia que logró convencer a Chávez que le dejara administrarla. Lo que existe en Venezuela es lo que se llama Estado patrimonial: el tesoro público, la propia república era propiedad de Chávez y él la distribuyó: Alejandro Andrade, un sargento del ejército sin experiencia en finanzas, fue encargado del Tesoro Nacional, ahí duró años sin que nadie lo controlara enriqueciendo y enriqueciendo a sus asociados bajo los ojos de Chávez. ¿Es posible que el presidente no supiera lo que el tesorero nacional, que era su amigo personal, estaba haciendo? Maduro no negó lo que dijo Andrade, sólo pidió que fuera transferido. Andrade y otros operadores como el presidente del BCV, Nelson Merentes, usaron dinero público para beneficiar a los Kirchner, para hacer alianzas con capitalistas y banqueros… según el propio Lula, tuvo que decir a Chávez que no era dueño de Venezuela.

  1. Un número significativo de liberales utilizan Venezuela para decir que el socialismo es totalitario y que promueve el hambre considerando la crisis por la que pasa. Claro que eso refleja un profundo desconocimiento y deshonestidad, pero mi duda es si existen venezolanos que abrazan esta explicación. ¿Hay hoy aversión de parte de la población a lo que se refiere al socialismo, al comunismo y la revolución dado el gobierno de Maduro?

J: Es cierto que los liberales dicen eso. Pero en el Bloque Socialista se cometieron crímenes horribles que la izquierda, en su mayoría, no quiso reconocer ni reconocerá. Los que denuncian son considerados reaccionarios y atacados. El gulag fue real, Chernobyl fue real y es verdad que casi todos los proyectos revolucionarios del siglo XX terminaron como proyectos totalitarios. Con tan pocas personas discutiendo estos problemas, los liberales son los que tienen el campo abierto para criticar todo eso. Y sí, hay una enorme aversión por todo lo que tiene que ver con el comunismo y el socialismo. Sobre todo entre los jóvenes. Un gobierno que fracasó tan fantásticamente, que es tan corrupto y que es justificado en la izquierda y el socialismo genera un rechazo que es anti-izquierda y antisocialista. Es imposible separar esa palabra de las personas horribles que la repiten. Además, la crítica de la izquierda es débil porque aquí el discurso de la izquierda también es débil: ingenuo, moralista, sin profundidad teórica o utilidad práctica. Pero esa ola liberal o anti-estatista tiene límites: la salud y la educación pública son muy apreciadas por los venezolanos, se consideran derechos, y negar esos derechos en este contexto es muy complicado.

  1. Usted hizo un análisis comparativo de la imagen construida de Juan Guaidó y Maduro afirmando que Maduro ya se distancia y mucho de la vida del pueblo. Observando las imágenes de las protestas que llegan aquí, puede ser sólo mi impresión, claro, pero todo aquel evento coreografiado… es de un orden completamente diferente de las protestas contra Maduro. Mi duda es: ¿Cuáles son los intereses de las diferentes clases en Venezuela? ¿Quién está apoyando a Maduro? ¿Quién se está oponiendo a él?

J: Los análisis de clase tradicionales no sirven aquí. Aunque no parezca ambos lados siempre fueron poli-clasistas: siempre hubo burgueses y clases medias chavistas y algunos pobres en la oposición. Y últimamente ni estamos hablando de chavismo / antichavismo, sino del gobierno o del bloque dominante contra casi todo el país. En primer lugar, el chavismo está dividido y hay chavistas de base y dirigentes contra Maduro: el grupo Marea Socialista que administra el legendario sitio Aporrea.org están en la oposición a Maduro, ministros clave de Chávez como Jorge Giordani, Rafael Ramírez y Miguel Rodríguez Torres – que está detenido – están contra Maduro. El año pasado los sindicatos y gremios comenzaron a ser muy beligerantes contra el gobierno: enfermeros, trabajadores siderúrgicos, etc. Tan fuerte fue el conflicto que el sindicalista Rubén González fue encarcelado en la prisión de Pica. Pero lo más ridículo es realmente desconocer el ambiente de riqueza en que vive la élite chavista, como engorda mientras las personas comunes se debilitan. No existe sólo una «burguesía bolivariana», hace mucho tiempo hay una oligarquía bolivariana. En esas condiciones, el gobierno de Maduro, que es el líder y representante de esa burguesía y oligarquía, es el enemigo común de todos. Las rebeliones de las favelas de Petare y Cotiza contra el chavismo hace unas semanas terminaron con lo poco que quedaba del matrimonio de Chávez con la favela.

  1. Entonces, Maduro no puede reivindicar el apoyo de bases populares?

J: Maduro es muy odiado. Se cree, sin embargo, que el chavismo todavía abarca cerca de 25 a 30% de la población. Pero usted debe tener en cuenta que esto incluye chavistas disidentes y personas que realmente no sienten simpatía por Maduro, pero se sienten obligadas a apoyarlo para no «traicionar el proceso». Las elecciones son un ejemplo: Maduro venció con casi el 70% de los votos. Pero de acuerdo con los mismos números oficiales sólo el 46% de los votantes participaron. Es decir, de los 19 millones de venezolanos registrados para votar 6 millones votaron a Maduro. ¿Qué hicieron los otros 13 millones? Se abstuvieron o votaron en otros candidatos. Además, hay un componente clientelar en apoyo a Maduro: personas que reciben bonos, subsidios, funcionarios públicos, etc. Entonces, si Maduro tiene apoyo: son chavistas que creen en él, hay otros que lo apoyan para no «pasarse al enemigo», para «no traicionar el proceso», y, finalmente, gente que cree que su vida puede empeorar si hay cambio de gobierno. Pero, eso es 3 de cada 10 venezolanos.

  1. Aquí la gran manipulación mediática es bastante comentada. Según los defensores de Maduro hay un enorme proceso de difamación de su gobierno y de elevación de la imagen de Guaidó. Al mismo tiempo descubro, sólo ahora, en contacto con venezolanos, diversos abusos cometidos por el gobierno Maduro como las acciones de la FAES y el racionamiento de alimentos en que venezolanos tienen que declarar fidelidad a Maduro para recibir comida. ¿Cómo percibes la disputa mediática en ese momento?

J: Eso es una gran estupidez. Por dos razones. No hay nada que inventar: ningún laboratorio mediático puede inventar algo peor que lo que está ocurriendo en Venezuela: gente que come de la basura o mueren por falta de medicamentos, familias que emigran a pie hacia Colombia o Ecuador, grupos policiales de exterminio que saquean y cometen asesinatos en las favelas. A veces es peor que los enemigos muestren la verdad que una mentira. El otro problema con esta forma de ver las cosas es que esta es la era de las redes sociales y las noticias sobre Venezuela son producidas: 1º por periodistas o medios independientes a través de internet, 2º los propios venezolanos hacen videos, toman fotos o cuentan que ven en las calles. Para acompañar el cotidiano de Venezuela, El Pitazo es muy bueno. Armando info está haciendo el mejor periodismo investigativo del país. En cuanto a Guaidó, los políticos venezolanos son tan deficientes que basta encontrar uno que sea un poco más elocuente y bien presentable que los demás para tener éxito, al menos mediáticamente.

  1. Hablando ahora en proyecciones, Guaidó agita una agenda liberalizante y en Brasil acompañamos la total desmovilización de la población que se percibe hace algunos años ya, básicamente no hay movilización popular para luchar contra los retrocesos de los derechos de los trabajadores, por ejemplo. ¿Tienes alguna hipótesis de cómo será en Venezuela? ¿Corre el riesgo de que apoyar a algún político sea más que pragmático y resulte en un acomodo, en algo como «tenemos que sacrificar algunas cosas para recuperarnos»?

J: Esto es inevitable. Aquí están las mejores condiciones materiales e ideológicas para un proyecto liberal. El país está en bancarrota, necesita préstamos y ayuda, en décadas la disciplina fiscal no fue practicada, la burocracia creció desproporcionadamente y miles de empresas que no supieron administrar fueron nacionalizadas. Es más fácil para los liberales porque el discurso de la izquierda es muy ingenuo y ellos no entienden las realidades con las que nos vamos a encontrar. Sin embargo, esta expansión del liberalismo tiene límites y será un problema. La lucha de los sindicatos contra la degradación de los salarios y en defensa de los contratos colectivos ya ha comenzado. Es imposible imponer a una población tan depauperada como esta un  aumento en las tarifas de servicios públicos, simplemente no podrían pagarlas. Hablar de privatizar la salud sería una locura en un país para el que la ayuda humanitaria está siendo solicitada. Sería muy difícil aplicar en Venezuela un programa como el aplicado en Grecia después de que los venezolanos fueran victimizados en los medios. Si Maduro es derribado -y eso no es cierto, puede sobrevivir como el Mugabe sudamericano – veremos muchas luchas en torno al presupuesto, salarios y servicios públicos.

 

NOTAS:

¹: Jeudiel Enrique Martinez Daza es sociólogo y profesor en el Departamento de Teoría Social de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (Faces-UCV). Además de los análisis de coyuntura es autor del artículo «Los nacimientos de la división venezolana» y  pública en sus redes sociales críticas a los comportamientos viciados de gran parte de la izquierda extranjera. Escribe en el blog

<https://teseus.wordpress.com/?fbclid=IwAR27HJuOC8LE6d3Kjy290FbFiQ2fy_ceht6nc0qQfcrd8s__LfeemYBNhy8>.

 

²: Simón Rodríguez Porras, es compositor, coautor del libro ¿Por qué fracasó el chavismo? Un balance desde la ruptura de izquierda y miembro del Partido Socialismo y Libertad que tuvo legalidad hasta 2016, cuando la mayoría de los partidos tuvieron la representación electoral negada. Además del trabajo intelectual y partidista milita en sus redes invitando a venezolanos a movilizaciones autónomas. Escribe en el blog <http://simonrodriguezporras.blogspot.com/>.

Agradezco la contribución a este proyecto individual e independiente. ¡Deseo a los (as) compañeros (as) verdad, libertad y movilización!

 

Traducción del portugués al español: Santiago De Arcos-Halyburton

Un comentario en «VENEZUELA: La antipática verdad que requiere una critica a las utopías | Entrevista a Jeudiel Martínez Daza y Simón Rodríguez Porras»

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