Alejandro Donaire Palma
El sueño bolivariano se ha convertido en una pesadilla logística. El desabastecimiento no era un factor considerado por el proyecto socialista encabezado por Hugo Chávez. Tampoco la fragmentación de las plataformas de integración económica y territorial latinoamericana, ni el cierre de fronteras, ni la crisis migratoria. La idea de un país ‘encerrado’, construida mediáticamente durante las últimas semanas a partir del bloqueo a la ‘ayuda humanitaria’, no parece corresponder al discurso de la Patria Grande. O quizás si.
En el paisaje histórico neo-milenarista en torno a la composición del mercado global –el distópico New World Order–, el latinoamericanismo bolivariano puede entenderse como un proceso de modernización logística acelerada. Durante los años en que Chávez parecía ser un referente en la política mundial enfrentándose al suit and tie guy George Bush Jr., en la región sudamericana se desplegó un modelo de acondicionamiento del territorio capaz de aunar los sueños de desarrollo y justicia económica de los ‘movimientos sociales’, con el establecimiento de una nueva geografía productivo-extractiva abierta y adaptada a los delirantes ciclos de demanda/consumo establecidos en este, nuestro futuro sin presente al que algunxs pachecxs paranoides gustan llamar Espectáculo Mundialmente Integrado. Es que locx, esos yuppies-junkies neoliberales lo quieren solucionar todo con conciertos y güiardeworlz.
En-cadena
Desde 1999, el ascenso de Chávez a la cabeza del gobierno venezolano se había convertido en el horizonte de acción para diversos movimientos sociales latinoamericanos, configurándose una suerte de programa común parido a la luz del Foro Social Mundial de Porto Alegre en 2001 y alimentado por el Argentinazo que estalló en diciembre de dicho año y por la Guerra del Gas de 2003 en Bolivia. El denominado ‘ciclo de gobiernos progresistas en América Latina’ que resultó de esto se caracterizó por el giro de las economías de la región hacia un modelo de desarrollo neo-extractivista.
La lucha de los pueblos por la soberanía de sus recursos naturales estaba en la base del justicialismo-neo-peronista de los Kirchner en Argentina y del principio de Sumak Kawsay (‘buen vivir’) incorporado en las constitución de Ecuador. Inspirada en la política chavista de redistribución de la riqueza obtenida a través del petróleo, parte de la izquierda latinoamericana veía la posibilidad de generar un piso mínimo de bienestar social a través de la re-primarización de la producción nacional impulsada desde el aparato estatal, ya sea directamente o bien como agente dinamizador y regulador.
¿No significa esto un ‘retroceso’ respecto al pensamiento desarrollista-industrial que primaba en la izquierda latinoamericana? La clave es entender el problema de las ‘ventajas comparativas’. Como plantea Maristella Svampa, el neo-extractivismo fue adoptado como reacción al fracaso de las políticas neoliberales implementadas bajo la lógica del Consenso de Washington durante la década de 1990 en gran parte del continente. Esto dió paso a lo que la autora denomina Consenso de los Commodities[i], la entrada a un nuevo orden, a la vez económico e ideológico-político, sostenido por el boom de los precios internacionales de materias primas durante el auge de su demanda por los países del Norte-Global y las ‘potencias emergentes’ en el decenio 2003-2013, con China tomando un rol protagónico como socio comercial[ii].
La piedra angular del giro neo-extractivista es la Primera Reunión de Presidentes Sudamericanos en Brasilia, realizada los días 31 de Agosto y 1 de Septiembre del 2000. En este encuentro, los mandatarios acordaron acciones conjuntas para impulsar la integración económica, política y cultural entre los países, creándose la iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), con el financiamiento y ‘orientación técnica’ del BID, el CAF y FONPLATA. La ideología tras esta plataforma es simple: “las fronteras suramericanas deben dejar de constituir un elemento de aislamiento y separación para tornarse un eslabón de unión para la circulación de bienes y personas, conformándose así un espacio privilegiado de cooperación”[iii]. Para esto era necesario avanzar en la modernización de los sistemas carreteros, las redes de transmisión energética y las telecomunicaciones.
Durante la primera década del siglo se conformó la topología operativa mínima del nuevo régimen de gestión territorial continental, permitiendo la optimización del movimiento de mercancías entre nodos extractivo-productivos, ecosistemas urbanos transmetropolitanos y terminales logístico-portuarios aeréos y transoceánicos. Es interesante ver como muchos de lxs chairxs que actualmente se oponen a la Devastación producida por los mega-proyectos extractivos a lo ancho de Abya Yala, hace poco más de una década veían en esto una epifanía de la ‘Unión entre los Pueblos de América Latina’, y se hacían parte de aquello tocando tambores y pintándose el cuerpo en actos multiculturales de apoyo a Evo Morales.
Aunque la hinchada de Evo tenía algo de razón. La reunión de 2000 sería el antecedente directo de la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), cuyo Tratado constitutivo fue firmado el 23 de mayo de 2008[iv].Su bautismo de fuego fue la crisis interna desatada en Bolivia aquel año, que enfrentó al gobierno del MAS y su base social de apoyo de mayoría indígena en el centro-oeste del país, contra la oligarquía terrateniente blanca que gobernaba en los departamentos de la ‘media luna’ ubicada en las tierras bajas orientales. El amague de guerra civil entre La Paz y Santa Cruz afectaba la integración territorial de la región. El movimiento indigenista debía ser capaz de sobreponerse a la reacción que estaba deteniendo el desarrollo de Los Pueblos de Latinoamérica.
El 15 de septiembre de 2008 se llevó a cabo la Primera Cumbre de UNASUR en Santiago de Chile, convocada con carácter de emergencia. Fue la oportunidad clave para enviar una señal desde ‘el progresismo’, que esos momentos parecía consolidado a escala continental, mostrándose como un bloque fuerte capaz de imponer su plan de desarrollo estratégico sobre los intereses particulares, representados como reaccionarios, convirtiéndose en un antecedente para posibles resistencias futuras. La gilada pachamámica tenía un punto a su favor. Incluso antes de que UNASUR entrara en pleno funcionamiento el 2011, el gobierno de Evo -y por tanto, el proyecto latinoamericanista bolivariano– contaba con una infraestructura firme.
Border-scape
No obviar lo siguiente. IIRSA reorganiza Suramérica en 10 Ejes de Integración y Desarrollo (EID). Estas son franjas multinacionales conformadas en torno a corredores logísticos que conectan diversos nodos operativos territoriales a partir de criterios técnicos como: cobertura geográfica de países y regiones; flujos existentes; flujos potenciales; y sostenibilidad ambiental y social[v]. He aquí el gran paso dado hacia la modernización logística. Los criterios que conforman estas nuevas redes territoriales exceden las filaciones estratégicas tradicionales establecidas en el marco de los régimenes soberanos nacionales conformados entre los siglos XIX y XX. Debemos recordar que la identidad nacional de la mayoría de los países de la región se ha construido a partir de la exaltación de la defensa militar de los intereses patrios ante conflictos fronterizos. Bajo la nueva lógica territorial, estos conflictos ‘entre-países’ se convierten en problemas de gestión interna del sistema logístico continental en el marco de la economía-mundo. Y en eso pasa lo de Táchira.
El 19 de agosto de 2015 son emboscados con armas largas tres miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y un civil que participaban de un operativo anti-contrabando en San Antonio de Táchira, en el límite norte con Colombia. Ese mismo día, en un contacto telefónico con la estación estatal Venezolana de Televisión, el presidente Nicolás Maduro anunció el cierre de las frontera durante 72 horas, aduciendo la participación de grupos paramilitares colombianos que se encontrarían operando en la zona[vi].Esto resultaba un arma de doble filo. Un mes antes Maduro había comenzado la Operación de Liberación del Pueblo (OPL), una medida de militarización del control social que apuntaba a frenar la ola de violencia que por esos días convertía a Caracas en la ciudad con más homicidios en el mundo[vii]. El sueño bolivariano mostraba su lado splatter.
Desde una mirada estratégica algo corta, la presencia de un enemigo ‘externo’ podía significar un elemento cohesionador ‘interno’ que legitimase la política represiva del gobierno: después de todo, era necesario defender la Patria. El 21 de agosto se declaró el estado de excepción en algunos municipios del estado de Táchira, medida que se amplió más tarde de manera parcial al estado de Zulia. La represión hacia la comunidad colombiana que habitaba en la zona de la frontera norte fue brutal, seguida por masivas deportaciones, lo que generó tensiones entre Colombia y Venezuela.
Estas tensiones se agudizaron el 8 de septiembre tras el cierre del paso de Paraguachón, entre Zulia (VZLA) y La Guajira (COL), debido a la dependencia económica entre ambas regiones, que integran un corredor biocultural de carácter tradicional cimentado en torno a la comunidad indígena wayuu[viii]. Además de cortar cadenas de suministros, el cierre de esta frontera separó familias que habían construido sus formas de vida por sobre –y a través de– los límites imaginarios de las soberanías nacionales, produciéndose una crisis que obligó a establecer un corredor ‘humanitario’ que permitiese –al menos– el tránsito de niños a sus escuelas. Los organismos internacionales tenían que intervenir.
En el marco de IIRSA, el paso transfronterizo de Paraguachón es uno de los ‘proyectos ancla’ del EID Andino, que involucra las economías de Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela. La infraestructura se inscribe en el G1: Conexión Venezuela (Eje Norte Llanero) – Colombia (Zona Norte), como parte de la arteria que organiza el tránsito terrestre en el borde norte de Suramérica a través del Troncal del Caribe[ix]. Cerrarlo es afectar el flujo terrestre entre el Caribe y la columna económica formada a lo largo de Los Andes. Pero su efecto no solo era económico. La decisión de Maduro de cerrar la frontera lo convertía en un agente reaccionario para la modernización y el desarrollo de Los Pueblos de Latinoamérica promovida desde la propia UNASUR. El corto-circuito logístico fue a la vez un corto-circuito ideológico.
De todas maneras, el 2015 fue un mal año para el sueño bolivariano. A escala de política interna, el chavismo perdió el control sobre el poder legislativo venezolano por primera vez desde 1998, ante la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Además, a escala regional, el Banco Mundial proyectaba estancamiento económico para América Latina, en parte empujada por la recesión que se vivía en Brasil desde el año anterior, pero principalmente debido al descenso de los precios internacionales de materias primas. Con un el barril de crudo venezolano a US$72 y los futuros de la soja desplomándose en la bolsa de Chicago, ‘la era dorada de los commodities’ se daba oficialmente por cerrada[x].
Pero quizás la principal derrota se da en el campo político. En noviembre de 2015 la señora K perdió las elecciones presidenciales argentinas en segunda vuelta ante el empresario del fútbol Mauricio Macri. Unos meses más tarde, un impeachment del Senado de Brasil saca a Dilma Rousseff de la cabeza del gobierno. Para 2016, las señales de recesión y los casos de corrupción develados en todos los países del continente estaban poniendo contra las cuerdas a proyectos políticos que parecían consolidados. El discurso populista que sostenía a los ‘gobiernos progresistas’ comenzó a dar un giro hacia la derecha. ‘Ke se vayan todxs’ 2.0.
Al caer el PT y el kirchnerismo, se debilitaban los pilares de la composición estratégica de UNASUR como plataforma de defensa y desarrollo del proyecto bolivariano. Sin este apoyo, la movida del cierre fronterizo llevada a cabo por Maduro dejaba expuesta la legitimidad de su régimen, en un nuevo escenario político continental donde prima el signo político contrario.
Fiesta-grande-tropikal
Durante febrero de 2019 toda América Latina vibra al ritmo de la miseria tropikal. El viernes 15 Richard Branson –fundador del conglomerado multinacional Virgin Group– da a conocer la iniciativa Venezuela Aid Live[xi], a realizarse en la ciudad fronteriza de Cúcuta (COL) una semana después, el viernes 22. Al estilo de las grandes convocatorias televisuales globales de las décadas 1980-1990, están confirmadas estrellas de la música latina como Maluma, Juan Luis Guerra y Carlos Vives. En el humor, Sebastián Piñera. El objetivo es hacer un evento caritativo multimedia que permita apoyar al pueblo venezolano desde todo el planeta a través de transferencias bancarias. Y ‘de paso’, claro, posicionar a Juan Guaidó, presidente designado por la Asamblea Nacional de Venezuela, como gobernante legítimo del país ante los ciudadanos-espectadores del planeta. Mmm, no sé. Chasquilla con laca. Hasta para ser bananero me parece pasado de moda.
La participación de Piñera en Cúcuta no es algo menor. El mandatario chileno, junto a su homólogo colombiano Iván Duque, han sido los principales impulsores de una nueva institucionalidad regional que sustituya a UNASUR, cuya primera reunión se proyecta para marzo del año en ciernes en Santiago de Chile. El pasado 18 de febrero Piñera ha señalado a través de su cuenta de Twitter que PROSUR –nombre dado al nuevo referente– se creará “para una mejor coordinación, cooperación e integración regional, libre de ideologías, abierto a todos y 100% comprometido con democracia y DDHH”[xii]. Sic erat scriptum.
Esta nueva entidad tiene su antecedente en el Grupo de Lima, instancia multilateral formada el 8 de agosto de 2017 en una cumbre realizada en la capital peruana con la presencia de representantes de 14 países del norte, centro y sur del macro-continente americano, con el propósito de dar seguimiento y lograr una salida pacífica a la ‘crisis venezolana’. Su principal hito estratégico geopolítico ha sido desconocer la legitimidad del nuevo periodo presidencial de Nicolás Maduro[xiii].
En su tweet Piñera acusa a UNASUR de ‘exceso de ideología’, pero lo que dice entre-líneas es ‘obsolecencia ideológica’. Durante agosto de 2018, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú deciden suspender de forma indefinida su participación en la entidad aduciendo la situación de acefalia que ésta atraviesa desde inicios de 2017, al terminar el periódo del ex-presidente Colombiano Ernesto Samper como secretario general. Una de las principales críticas apuntan al bloqueo que mantuvieron Bolivia y Venezuela ante la propuesta de Argentina de poner a José Octavio Bordón –actual embajador en Chile– en el cargo.
La situación más crítica, sin embargo, la protagoniza Colombia, quien a través de su canciller Carlos Holmes Trujillo declara el 10 de agosto de 2018 su salida total de UNASUR al considerarla como una “caja de resonancia de Venezuela” y “cómplice de la dictadura”[xiv]. Debemos recordar que el presidente Duque, quien había asumido tres días antes de los dichos del canciller, tomó como uno de sus puntos fuertes de campaña el desarrollo de una política anti-chavista (o bien, anti-Maduro) sostenida precisamente en la crisis que ambos países vivieron en 2015, y que cuyos efectos eran evidentes en las zona fronteriza debido al éxodo masivo de venezolanos.
Venezuela Aid Live es una demostración de fuerzas de los países e intereses representados en el Grupo de Lima, quienes buscan legitimarse como un bloque capaz de gestionar soluciones concretas –‘no ideológicas’– frente a la ‘crisis humanitaria’ en Venezuela. La premura con que se lleva a cabo la organización del evento buscar presentar de las redes de apoyo internacional con que cuenta la nueva institucionalidad continental. Sin embargo, ni Brason ni Duque ni Piñera contaban con que el gobierno bolivariano de Nicolás Maduro, a través de su ministro de Comunicación e Información Jorge Rodríguez, anunciaría la realización de otro concierto masivo en la frontera. El evento, enmarcado en la campaña internacional Hands off Venezuela / Manos fuera de Venezuela, se llevará a cabo en el Puente Internacional Simón Bolivar –estado de Táchira– durante los días 22 y 22 febrero. En la cobertura realizada por TeleSur, el periodista Luis Taveras da en el clavo: lo relevante es ‘la logística’[xv].
Como señalaba Susan Leigh Star, las infraestructuras solo son visibles cuando fallan[xvi]. En este caso no se trata de un puente o una carretera, sino de un régimen ideológico-político que durante 15 años sirvió como horizonte de integración identitaria y territorial para la región suramericana. UNASUR había sido parte de este sistema gestión trans-nacional, al servir como plataforma donde los gobiernos democráticamente elegidos podían plantear y desarrollar estrategias conjuntas, defendiendo los procesos de modernización que los mantenían encadenados a un mismo fin. ¿Significa esto que dicho fin común ya no existe? Al contrario, el que nadie se cuestione la integración económica de Suramérica dice mucho al respecto. Venezuela Aid Live versus Hands Off Venezuela, PROSUR versus UNASUR. El problema no es la integración, porque ella ya se ha realizado de facto. Sobre esto hay que recordar que, si bien la iniciativa IIRSA fue incorporada por UNASUR como parte del Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (COSIPLAN) durante 2009, los líneamientos son trazados desde el Comité de Coordinación Técnica (CCT), donde BID, CAF y FONPLATA siguen siendo quienes proponen/imponen las dinámicas a seguir[xvii]. Después de todo, tanto Maduro y Evo, como Duque y Piñera, aceptan sin mayor cuestionamiento el marco de acción que les imponen los EID sobre sus soberanías nacionales. ‘Ventajas comparativas’.
Con una lucidez un tanto asfixiante, Keller Easterling nos advierte que las transformaciones territoriales ya no están siendo escritas -o al menos, no solamente– en el lenguaje soberano de la ley y la diplomacia política tradicional, si no que se encuentran codificadas en la configuración espacial que producen las infraestructuras[xviii]. En ese sentido, este viernes 22 de febrero de 2019, sea Maluma o Roger Waters, en los escenarios a ambos lados de la frontera venezolano-colombiana todes unirán sus voces para cantarle a las cadenas de suministro global. Los tele-espectadores del mundo decidirán quién lo hace mejor.
NOTAS
[i] Para más detalles, Svampa, M.N. Consenso de los commodities y lenguajes de valoración en América Latina. Nueva Sociedad 244(4), 2013, 30-46. Disponible en http://hdl.handle.net/11336/6451
[ii] Para revisar datos sobre el ‘decenio del auge exportador’ en América Latina, y la nueva posición de China como socio comercial para la región, revisar el documento firmado conjuntamente por OCDE, CAF y CEPAL, Perspectivas para América Latina 2016: Hacia una nueva asociación con China. Disponible en https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/39535/S1501061_es.pdf
[iii] Una copia del Comunicado de Brasilia. Reunión de Presidentes de América del Sur, Septiembre del 2000, fue publicado en la Revista del Centro Andino de Estudios Internacional 1, 2001, 177-193. Disponible en repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/2063/6/RCI-01-AR1.pdf
[iv] El Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas está disponible en http://www.unasur.int/images/descargas/DOCUMENTOS%20CONSTITUTIVOS%20DE%20UNASUR/Tratado-UNASUR-solo.pdf
[v] Sobre la Metodología de la Evaluación de Grupos de proyectos se puede revisar http://www.iirsa.org/admin_iirsa_web/Uploads/Documents/acp_presentacion_%20metodologia_evaluacion_grupos_%20proyectos.pdf. La primera materialización de esto puede leerse en la Cartera de Proyectos de los Ejes de Integración y Desarrollo de 2003, disponible en http://www.iirsa.org/admin_iirsa_web/Uploads/Documents/lb03_completo.pdf
[vi] Una cobertura ‘oficialista’ del anuncio de Maduro de cierre de fronteras y declaración de estado de excepción, puede revisarse en https://www.telesurtv.net/news/Maduro-anuncia-cierre-de-frontera-con-Colombia-tras-ataque-paramilitar-20150819-0085.html
[vii] Para más detalles, puede revisar https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/01/160125_venezuela_caracas_ciudad_violenta_dp
[viii] Sobre el devenir transfronterizo de los Wayuu, http://base.d-p-h.info/es/fiches/dph/fiche-dph-7124.html
[ix] Para un mapa del proyecto ‘Corredor Santa Marta-Paraguachón’, revise https://www.geosur.info/geosur/iirsa/pdf/es/g1_and.jpg
[x] Una revisión general al respecto puede leerse en https://aldhea.org/america-latina-los-commodities-y-el-final-de-la-epoca-dorada/
[xi] La declaración Brason puede leerse en el sitio web del grupo Virgin, https://www.virgin.com/richard-branson/join-venezuela-aid-live-support-cause. El sitio oficial del evento, donde además se pueden realizar las donaciones de ‘ayuda humanitaria’ a Venezuela, es https://venezuelaaidlive.com/
[xii] El tweet original puede leerse en https://twitter.com/sebastianpinera/status/1097508516569509888
[xiii] Sobre esto, se puede leer una copia de la declaración del Grupo de Lima sobre la ilegimidad del gobierno de Maduro en https://minrel.gob.cl/comunicado-del-grupo-de-lima/minrel/2019-01-04/171540.html
[xiv] Más información en https://www.jornada.com.mx/ultimas/2018/08/28/colombia-abandonara-unasur-anuncia-duque-2867.html
[xv] https://www.youtube.com/watch?v=jv0I0MJ-ldQ
[xvi] Star, S.L. The etnography of infrastructure. American Behavioral Scientist 43, 1999, 377-391. Disponible en https://www.imtfi.uci.edu/files/articles/Star.pdf
[xvii] Pesara ver un organigrama de COSIPLAN, revisar http://www.iirsa.org/Page/Detail?menuItemId=123. Sobre las funciones y atribuciones de IIRSA en este marco, revisar el Artículo 2, Capítulo 5, punto B del reglamento de COSIPLAN, disponible en http://www.iirsa.org/admin_iirsa_web/Uploads/Documents/cosiplan_reglamento.pdf
[xviii] Easterling, K. Extrastatecraft: the power of infraestructure space. London: Verso. 2014.