Cólera en la era del neoliberalismo: Covid‐19 y más allá en América Latina

Ronaldo Munck
Profesor Invitado en UTPL y Head of Civic Engangment DCU

América Latina continúa enfrentando el ataque de las políticas económicas neoliberales, pero ahora también debe enfrentar un desafío de salud pública sin precedentes, el nuevo coronavirus. Antes de revisar la situación en América Latina a través de las respuestas a un cuestionario que propuse a un grupo de cientistas sociales de la región, es importante situar esta problemática dentro de los debates más amplios que se están llevando a cabo a nivel mundial. Comenzamos con una sección sobre Crisis preguntando si el futuro que enfrentamos será el mismo que el pasado o si podemos y debemos aspirar a algo mejor. Esto es seguido por una sección sobre Capitalismo que plantea la cuestión de si la Crisis Covid representa una onda de choque cualitativamente peor que la de la Gran Crisis Financiera de 2007‐09 y qué significa eso para su futuro. Luego pasamos a considerar la Gobernanza y preguntamos si el modelo actual es sostenible incluso en términos de gestión de crisis y en un futuro mundo posterior a Covid. Finalmente, abordamos la cuestión de la Salud Pública y planteamos la necesidad de una asociación fuerte entre la medicina social y la política de transformación social. Con ese cuadro pintado concluimos con una mirada amplia a la situacion en América Latina, conscientes que hay muchísimo mas para decir. Esto es solo una contribución inicial con el propósito de invitar debate y las discusiones políticas que corresponden, dentro de un marco internacionalista y de transformación. El Covid‐19 no es una patología que vino a quebrar una normalidad tranquila y harmoniosa; la crisis deberá crear, si se puede, otro modelo de desarollo humano para América Latina.

Crisis

El gran problema hoy es si podemos ʺvolver a la normalidadʺ después de la Crisis Covid. Muchos psicólogos argumentan, por ejemplo, que existe una tendencia humana innata a volver al status quo después de un evento traumático. Ese podría bien ser el caso, pero podría también estar subestimando la profundidad de la crisis actual tanto para el capitalismo como para la gobernanza democrática (ver secciones subsiguientes). Históricamente, hemos encontrado, por ejemplo, que la gran epidemia de gripe de 1918 fue una de las principales motivaciones detrás de la creación de estados de bienestar en muchos países europeos. Del mismo modo, el impacto de la Gran Depresión de la década de 1930 (y la Segunda Guerra Mundial) condujo a la aparición de estados de bienestar en Occidente en general. Una crisis también puede, por supuesto, resultar en un resultado más negativo. Los ataques a los símbolos de poder de Nueva York en octubre de 2001 condujeron a una reducción de las libertades civiles en el país y a una serie interminable de guerras en el extranjero. La Gran Crisis Financiera por su parte no condujo a una reforma muy necesaria del sistema financiero, sino más bien a un retorno a la ʺnormalidadʺ para los bancos e instituciones financieras que fue enormemente costoso para la población y, en última instancia, no fue útil.

La lectura potencialmente positiva de ʺcrisisʺ está implícita en su definición como ʺel punto de inflexión para bien o para mal en una enfermedad aguda o fiebreʺ (Merriam‐Webster). Hay buenas razones por las cuales los demócratas y progresistas generalmente reaccionan con horror ante la reducción de las libertades civiles durante la crisis de Covid. La gente, no el virus, como el problema y los economistas aconsejan a los gobiernos sobre cómo tratarlos. Un escenario alternativo sería que estas mismas personas aprendan de la crisis que están viviendo y exijan un cambio fundamental del sistema. Rebecca Solnit ha argumentado en A Paradise Built in Hell (Solnit 20010) que el terremoto de la Ciudad de México de 1985 y el desastre del huracán Katrina en Florida en 2001 desatataron grandes reservas de solidaridad humana, improvisación enérgica e intenciones decididas que auguraron un buen futuro. En relación con la actual crisis de Covid, Solnit argumenta que ʺla vida ordinaria antes de la pandemia ya era una catástrofe de desesperación y exclusión para demasiados seres humanos, una catástrofe ambiental y climática, una obscenidad de desigualdadʺ (Solnit 2020), por lo que ese cambio fundamental está atrasado y no es una opción volver al ʺnegocio habitual” (‘business as usual’).

Si la crisis de Covid es una oportunidad para rehacer el orden actual, ¿cuáles son las alternativas ahora planteadas? Los llamados estudios futuros (future studies) cobran mayor importancia en períodos de crisis cuando tratamos de combatir la sensación de impotencia y buscamos una salida democrática y empoderadora de la crisis. Frente a una respuesta pasiva o una que simplemente reitera la validez intemporal del caso radical anticapitalista, necesitamos plantear futuros posibles realistas. Una forma de hacerlo es a través de la planificación de escenarios donde planteamos futuros plausibles, aunque de forma simplificada, que nos permitan preparar una estrategia más sólida para nuestra opción preferida. También nos permite examinar críticamente nuestros propios supuestos implícitos y puntos débiles en nuestra propia estrategia. Para comenzar esta conversación, presentamos aquí cuatro escenarios futuros de Crisis Covid (ver también Mair 2020). Hay dos ejes a lo largo de los cuales planteamos las tensiones que los empujan en diferentes direcciones, simplificando claramente la complejidad de la política real. Estos dos polos de atracción son: uno vertical con ʺmercadoʺ y un extremo y ʺsociedadʺ en el otro, y uno horizontal con respuestas ʺcentralizadasʺ en un polo y respuestas ʺdescentralizadasʺ en el otro extremo.

Los cuatro escenarios que postulamos son los siguientes:

Gráfico. Los cuatro escenarios

Capitalismo de Estado

Este escenario es impulsado por una respuesta centralizada a la emergencia de salud y un reconocimiento, aunque sea variable de la importancia de la sociedad. El estado está de regreso en todas partes, aunque con diferentes formas y desempeñará un papel importante en la reconstrucción económica posterior a Covid. La respuesta de ʺAsia orientalʺ obviamente abarca tanto China como Taiwán/Corea del Sur y otras variantes pero de alguna forma están en este cuadrante. Todos reconocen que el mercado no puede responder a la emergencia de salud y que la vida de los trabajadores debe protegerse. El capitalismo de estado puede resultar de la aplicación prolongada de estas medidas de emergencia que han cambiado en forma radical los parámetros aceptados de lo que es posible. En términos de geopolítica, está claro que China emergerá fortalecida por la crisis de Covid.

Capitalism Tardío

Este escenario no es tan diferente, pero se le dá una mayor prioridad al mercado y, por lo tanto, los vemos los llamados constantes a ʺreabrir la economíaʺ. También es una respuesta centralizada a la crisis de Covid. Utiliza el estado en modo de emergencia, pero se hace hincapié en la primacía del mercado. Tiende a ser menos benigno en términos de atención a las necesidades de la sociedad, la vida misma. Pero hay que reconocer las variedades del capitalismo tardío y no pensarlo como un modelo o escenario simple o unidimensional. Así vemos que Nueva Zelandia no es menos capitalista que Australia, pero ha abordado la emergencia sanitaria de una manera más socialmente responsable. Argentina y Ecuador son sociedades capitalistas dependientes, pero la primera ha lidiado incomparablemente mejor con la crisis. Debemos reconocer las variedades específicas del capitalismo tardío que se ocupa de la crisis de Covid, pero todas comparten la crisis histórica del capitalismo en términos de su sostenibilidad biológica. El mercado nunca puede existir sin el control de la Sociedad.

Barbarie

Este escenario prioriza el mercado de una manera brutal que sacrificaría la vida humana en su altar. Está descentralizado en lugar de centralizado como respuesta, ya que se opone esencialmente a cualquier papel para el estado. Los trabajadores pierden sus trabajos, las empresas colapsan y la depresión de Covid será mucho peor que la de los años treinta. Hay quienes dan la bienvenida a este escenario porque podría marcar el comienzo de un mundo nuevo y valiente donde solo los más fuertes sobreviven. El sacrificio de los demás se encuentra con una atitud fría e incluso el regocijo, esta es la naturaleza que sacrifica los débiles para el bien mayor. Los forasteros, generalmente los migrantes, serán los chivos expiatorios como supuestos portadores del virus. La piratería, como se vio en el secuestro de suministros médicos en Estados Unidos, será la nueva norma. Los cuerpos en la calle, piense Guayaquil, serán una vista normal y ahora todos sabrán lo que significa en la práctica el triaje médico.

Socialismo

Este escenario claramente prioriza la sociedad y la vida humana, pero es una respuesta descentralizada basada en la miríada de formas de ayuda mutua que hemos presenciado durante la crisis de Covid. Surgen nuevas estructuras democráticas que pueden prefigurar un orden social futuro, aunque esto es toda una acción defensiva en este momento. Pero la ira se está acumulando por el deterioro deliberado de los servicios de salud pública en las últimas décadas y la mentira y la prevaricación que hemos visto en los gobiernos de mots. Existe un reconocimiento generalizado de que la propagación del Coronavirus ha sido controlada con mayor frecuencia por la acción y la cohesión de la Sociedad y las comunidades. En algunos países, los sindicatos han desempeñado un papel importante en la gestión de la crisis y también a través de huelgas para proteger a los trabajadores de la salud. Todavía hay pocas señales de que esta estrategia sea capaz de ofrecer una alternativa política global dada la magnitud de la amenaza a la vida y los medios de subsistencia en este momento.

Vemos acá pues, un retorno en un sentido muy real e inmediato de la declaración de Rosa Luxemburgo en 1915 de que ʺla sociedad burguesa se encuentra en la encrucijada, ya sea la transición al socialismo o la regresión a la barbarieʺ (Howard 1971: 334) que una vez pudo haber parecido una hipérbole. Es deber para que todas las personas progresistas buscar la mejor manera de construir el escenario del ʹsocialismoʹ, conscientes del peligro de la ʹbarbarieʹ pero también conscientes de las ʹvariedades de capitalismoʹ que están lidiando con la crisis de Covid de diferentes maneras y donde son diferentes las dinámicas que surgirán en el futuro. Los escenarios no son predicciones, solo plantean las alternativas futuras que temenos y en concreto los parametros bajo la cual la Crisis Covid se desenvuelve.

Capitalismo

La crisis de Covid y su impacto económico catastrófico concomitante no surgieron de un cielo azul claro. Desde la Gran Crisis Financiera de 2007‐09, el capitalismo ha estado en soporte vital. El capitalismo financiarizado y globalizado solo se salvó entonces por un nivel sin precedentes de intervención estatal. La deuda estatal aumentó exponencialmente, especialmente en los Estados Unidos, el centro de este nuevo orden financiero. Con el dinero fácilmente disponible, los operadores del mercado de valores podrían obtener grandes ganancias nuevamente y las cosas parecían optimistas. Pero, como señala Lapavistas, “ya era aparente en 2017‐18 que la burbuja del mercado de valores no duraría ya que la Fed comenzó a elevar las tasas de interés lentamente por encima de cero, intentando recuperar condiciones más normales en los mercados financieros ʹʹ (Lapavistas 2020) Esta condición crítica explica por qué la UE no pudo acordar en 2020 emitir ʹcoronabondsʹ garantizados colectivamente, ya que la antigua división Norte / Sur en la UE regresó con venganza como resultado de la crisis de Covid.

Fue dentro de esta situación ya caótica que surgió la crisis de Covid y envió ondas de choque reales a través de la economía global, ahora amenazada inminentemente por una depresión que sería peor que la de los años treinta. En marzo de 2020 fuimos testigos de una crisis casi fatal en el sistema financiero, que solo pudo continuar a través de espectaculares intervenciones de la Reserva Federal en los EE.UU., El Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo. La producción y el empleo se desplomaron con la promulgación de los ʺbloqueosʺ de Covid y el crédito se contrajo drásticamente. Una caída histórica en los precios del petróleo trajo a casa la naturaleza integrada y precaria de la economía global. Ahora surge la pregunta de si el ʺcapitalismoʺ puede levantarse una vez más de su lecho de enfermo y recuperar sus legendarios espíritus animales. Para Adam Tooze, cualquier noción de un orden global unificado se ha disipado: “de alguna manera tendremos que unir el autoritarismo de un solo partido de China, el bienestar nacional de Europa y lo que sea que sea Estados Unidos a raíz de este desastre ʹʹ (Tooze 2020) . Ciertamente estamos muy lejos del optimismo de 1989‐90 cuando el colapso del comunismo y el comienzo de la globalización pintaron un futuro prometedor para el capitalismo.

Lo que faltaba en los primeros debates sobre el coronavirus fué cualquier consideración de su impacto en el mundo mayoritario, los pobres y los precarios. Las figuras intelectuales del norte (Žižek, Agamben, Badiou, Sousa Santos, etc.) escribieron elegantes ensayos de sus estudios de ʺcapulloʺ. Pero el impacto social del ʹencierroʹ en el contexto de la capacidad estatal limitada para ejercer la ʹflexibilización cuantitativaʹ, donde las discusiones sobre camas y ventiladores de la UCI no tenían sentido en el contexto de sistemas muy básicos de salud, y donde los trabajadores precarios e informales no tenían otra opción que continuar trabajando, simplemente estaba más allá de su comprensión. Es aquí donde vemos más claramente que el capitalismo tiene sus propias ʺcondiciones de salud subyacentesʺ, lo que significa que no solo necesita recuperarárse de la crisis de Covid. Como argumenta John Smith, el capitalismo probablemente esté ahora en un momento de ʺsupernovaʺ cuando arderá brillantemente antes de desvanecerse o, para decirlo de manera más prosaica, ʺel capitalismo ahora enfrenta la crisis más profunda en sus varios siglos de existencia.” (Smith 2020)

Gobernanza

La gobernanza global no será la misma después de la crisis de Covid. Lo que hemos presenciado es algo similar a una ʺeconomía de guerraʺ dónde se suspenden las reglas normales de gobierno. En algunos países ha habido acaparamiento de poder como Israel, Filipinas y Hungría. En la mayoría de los otros, ha habido un aumento en los ʺpoderes especialesʺ, y la vigilancia y el control de los ciudadanos, que es poco probable que se apague ʺdespuésʺ de Covid, sin embargo, eso puede interpretarse.

Los críticos liberales ahora también sostienen que las fuerzas ʺatávicasʺ del nacionalismo y la xenofobia saldrán a la luz (ver Legrain 2020). La izquierda, por su parte, podría sentirse reivindicada por las dramáticas transferencias directas de efectivo, congelamientos de alquileres y nacionalizaciones que se han producido en muchos países, ya que siempre han argumentado que esto era necesario y posible. Pero eso es parte integrante de una ʺeconomía de guerraʺ y no necesariamente persiste o cambia las reglas del juego, por así decirlo. Como Mulder reconoce ʺla gestión exitosa de crisis no es garantía de una reforma duraderaʺ (Mulder 2020). La excepción en tiempos de guerra puede traducirse en un nuevo orden de ʺposguerraʺ, pero solo en la medida en que los movimientos sociales, incluido el movimiento sindical, permanezcan movilizados y la política progresista no se ahogue en la “emergencia”. La gobernanza democrática está, en general, suspendida y muchos críticos mantienen el fuego, dada la emergencia de salud que todos estamos viviendo, aunque en condiciones muy diferentes. Se ha arraigado una narrativa simplista de ʺautoritarismoʺ versus ʺdemocraciaʺ, que recuerda el debate de Huntingdon de la década de 1970 sobre los peligros de la democracia. Existe la sensación de que la democracia no es eficiente cuando es hora de enfrentar decisivamente la crisis, ciertamente los planes no se someten al escrutinio público. La crisis de Covid ha disciplinado efectivamente a la democracia y la sociedad civil en todo el mundo, potenciando los regímenes autoritarios y silenciando a sus críticos. Pero también ha florecido la democracia de base a través de la solidaridad social y las redes de apoyo mutuo. La democracia no puede ser ʺpospuestaʺ sin dañarla. Como lo expresaron Frances Brown y sus colegas: ʹes esencial que los partidarios de la gobernanza democrática en todas partes presten atención a esta amplia gama de efectos, tanto negativos como positivos, para identificar puntos de entrada e intervenciones que puedan prevenir el daño político a largo plazo y fomentar el potencial ganancias ʹ(Brown et al 2020). La izquierda necesita ser parte de ese movimiento democrático y promover una visión alternativa para una sociedad sostenible.

Salud Pública

Las constituciones de la mayoría de los países latinoamericanos se refieren a la atención médica fundamental para todos los ciudadanos. En la práctica, este derecho no es una realidad y veinticinco años de políticas neoliberales han visto una disminución aún mayor de las capacidades de salud pública. Lo que la crisis de Covid deja al descubierto es cuán descaradamente los estados capitalistas ya no ven la salud pública como una obligación. Más directamente, también muestra cuán baja es la prioridad en la medida en que el brote de Covid‐19 era totalmente predecible. Como dice Richard Horton, médico inglés y editor de The Lancet: ʺSabíamos que esto iba a sucederʺ (Horton 2020). El neoliberalismo en general y las políticas de austeridad en particular mitigaron cualquier compromiso persistente de los gobiernos para prepararse para lo que era una amenaza inevitable y catastrófica como el cólera estaba en una era diferente. Desde una perspectiva liberal, el Dr. Horton escribe sobre cómo ‘Covid‐19 ha revelado la asombrosa fragilidad de nuestras sociedades. Ha expuesto nuestra incapacidad para cooperar, coordinar y actuar juntos ʺ(Horton 2020). Solo una respuesta socialista será suficiente para abordar esta crisis subyacente en la salud pública.

Hay una larga historia de creación de desastres por parte del capitalismo desde las hambrunas de la era colonial hasta el desastre del huracán Katrina en los Estados Unidos contemporáneos. Mike Davis, quien escribió sobre la amenaza de la ʹgripe aviarʹ en 2005 (Davis 2005) argumentó que las pandemias son un ejemplo perfecto del tipo de crisis a las que el capitalismo global, con su movimiento constante de personas y bienes, es particularmente susceptible, pero que La perspectiva capitalista, básicamente su incapacidad para pensar en otros términos que no sean las ganancias, resulta difícil, si no imposible, de abordar. Con la crisis de Covid, encontramos que esta contradicción aparece brutalmente en primer plano a medida que se crean y debaten oposiciones espurias entre la salud de las personas y la ʺeconomíaʺ o incluso ʺel mercadoʺ en el modelo de costo / beneficio. Davis, en relación con la crisis de Covid, sugirió que ʺla globalización capitalista ahora parece ser biológicamente insostenible en ausencia de un sistema de salud verdaderamente internacionalʺ (Davis 2020). Y no hay signos de que esto esté incluso en la agenda capitalista hoy.

Sin embargo, también debemos señalar que los socialistas y los marxistas no han adelantado, por lo general, un compromiso vigoroso con la salud pública, como si eso fuera una preocupación del estado burgués junto con la planificación urbana y otras cosas similares. Esto se remonta quizás a la forma en que Marx y Engels se relacionaron con el brote de cólera que coincidió con su período político más activo, incluidas las revoluciones de 1848 en toda Europa. El impacto en la clase trabajadora fue indudable e incluso condujo a ʹdisturbios de cóleraʹ, pero Engels en 1895 a su clásico Las condiciones de la clase obrera en Inglaterra solo nota que ʹlas visitas repetidas de cólera, tifus, viruela y otras epidemias han mostrado a la burguesía británica la urgente necesidad de saneamiento en sus pueblos y ciudades, si desea salvarse a sí mismo y a su familia de ser víctimas de tales enfermedades ʹ(Engels 1969: 24). La historia del cólera y la lucha de clases queda en gran medida por contar aún. Los problemas de salud pública parecen ser una preocupación más apremiante para la derecha, por ejemplo, el movimiento anti‐vacunas, que en la izquierda por lo general. Pero, como argumenta De Waal, lo que necesitamos ahora es una asociación fuerte y proactiva entre la medicina social y la política radical (de Waal 2020) que no solo está atrasada, sino que podría cambiar el juego políticamente.

Crisis Covid en América Latina

El contexto del brote de coronavirus en América Latina a principios de 2020 no podría ser más dramático. A pesar de los logros sociales de los gobiernos progresistas desde el año 2000, la pobreza, el trabajo precario y las condiciones de vida superpobladas representaban un sitio ideal para cualquier virus. Además en América Latina ya hay otras variedades de arbovirus como el dengue, el chikungunya, la fiebre amarilla y el zika que ahora con Covid‐19 amplifican colectivamente el impacto del otro en la salud pública (Wenham et al 2020) creando un contexto extremadamente volátil.

En lo económico, de acuerdo con la CEPAL, el COVID‐19 afecta a la región a través de cinco canales externos de transmisión: i) La disminución de la actividad económica de sus principales socios comerciales y sus efectos. La región depende marcadamente de sus exportaciones, cuyo volumen y valor se reducirán por la recesión mundial ii) La caída de los precios de los productos primarios. Las marcadas caídas de esos precios y el deterioro de los términos de intercambio tendrán fuertes efectos negativos en los niveles de ingreso de las economías latinoamericanas dependientes de esas exportaciones, aunque con diferencias significativas entre ellas. La contracción de la demanda mundial, en particular la de China, uno de los mayores consumidores e importadores de productos primarios, jugará un papel destacado en la disminución de sus precios iii) La interrupción de las cadenas globales de valor. La disrupción de las cadenas de suministro, comenzando por los proveedores chinos y luego por la producción europea y estadounidense, afectaría principalmente a México y el Brasil, cuyos sectores manufactureros son los más grandes de la región. iv) La menor demanda de servicios de turismo en particular, los pequeños estados insulares en desarrollo (PEID) del Caribe pueden ser muy afectados. v) La intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales que conllevauna menor demanda de activos financieros de la región y una importante depreciación de las monedas de sus países. (CEPAL 2020). Lo conclusión de la CEPAL en relación a la Crisis Covid es que en términos económicos la única solución sostenible ‘será la contención coordinada del virus. La escala, la velocidad y el alcance de su expansión requiere una mayor coordinación de las políticas multilaterales. Esta pandemia tiene el potencial de dar nuevas formas a la geopolítica de la globalización, y es también una oportunidad para recordar los beneficios de las medidas multilaterales e iniciar acciones muy necesarias para alcanzar un modelo de desarrollo sostenible e inclusivo’ (CEPAL 2020). Por el momento tal respuesta regional, que se esta dando por ejemplo en Europa, no se vislumbra en America Latina donde el regionalismo todavía sigue asociado a la era política dominada por el imaginario político del Comandante Chávez.

Además, debemos recalcar que en América Latina el gasto en la salud es bajo en comparación a los paises del norte lo que ya nos pone a la defensiva frente a la Crisis Covid.

Gráfica. Gasto en salud en América Latina

En comparación, en EEUU el gasto en salud como porcentaje del PIB para 2019 era 17% o $10,300 per cápita (Fuente: SMO/World Heath Organization)

En nuestras entrevistas con intelectuales comprometidos en varias partes de América Latina empezamos por preguntar sobre la capacidad de los sistemas de salud para confrontar la epidemia del Covid‐19. Detras de las cifras citadas arriba sobre el gasto en salud hay una realidad social y humana, sobredeterminada por la política económica del neoliberalismo.

Nos dice Alberto Acosta (Ecuador) que ‘como en todos los países del mundo el coronavirus mostró las falencias del sistena sanitario y de toda la esctructura de cuidados. Aparecieron con crudeza las deficiencias provocadas por un sistema de salud curativo, mercantilizado y en Guayaquil montado sobre la filantropia’ (Entrevistas)

En forma parecida, Gerardo Necochea Gracia (Mexico) recuenta como ‘El sistema de salud pública esta devastado. Simplemente fue desmantelado en los últimos 30 años. Falta de todo. Hay menos de una cama de hospital por 1000 habitantes; las ciudades están mejor, y las zonas rurales no tienen ya ni siquiera las clínicas comunitarias. Se están haciendo compras masivas de equipo, y al menos China donó gran cantidad de material. Quizás la única capacidad reside en la buena disposición de los trabajadores de la salud.’ (Entrevistas)

En la Argentina según el analisis de Pablo Pozzi algo parecido esta en juego pero nota tambien un acatamiento social a la cuarentena de alto nivel: ‘la gente ha obedecido a las medidas, menos entre los mas ricos y los mas pobres donde el acato es menor: los ricos porque tienen recursos, en términos de servicios médicos y se resisten a controles sobre viajes, los pobres porque no tienen recursos y viven con seis personas por habitación en promedio. Muchas ciudades y pueblos han cerrado el acceso, lo que causa problemas de abastecimiento’ (Entrevistas)

Por su parte Eduardo Gudynas (Uruguay) hable de como su país ‘tiene una población muy pequeña..cuenta con un sistema de acceso a la salud universal, que se divide en uno público y otro privado pero de origen cooperativizado (mutual); alcances de los seguros privados convencionales es limitado. Re ordenamiento de los centro de asistencia en salud: Suspensión de servicios no esenciales; incremento de telemedicina; etc..red extendida de primer nivel de atención es descentralizada, en los barrios, con visita a los enfermos en sus casas…Reorganización de los centros de tratamiento intensivo 600 camas disponibles en todo el país; se liberaron 300 camas disponibles para Covid‐19; pueden ampliarlas mas o menos rápidamente sumando otras camas que pueden convertir en CTI’ (Entrevistas)

También en nuestras entrevistas preguntamos cuales eran los principales riesgos sociales y económicos del Covid‐19 en sus respectivos paises.Karina Ponce (Ecuador) nos dice: ‘imposible escindir los dos términos. Desde mi punto de vista, el mayor riesgo para el país es la desestructuración absoluta de la sociedad ecuatoriana. En este sentido, es menester aclarar que este proceso no lo causa la pandemia, sino que solamente lo refuerza (recordemos lo que pasó en octubre en Ecuador). ¿Cuántas personas han perdido y perderán sus empleos? ¿Cuántos trabajadores no cobrarán su salario? ¿Cuántos pequeños negocios se irán a la ruina? ¿Cuántas familias pasarán hambre? ¿Cuántas personas tendrán que abandonar nuevamente su país en busca de mejores oportunidades como en la crisis de 2000? ¿Cuántas personas van a morir? La mayor incertidumbre está en la preocupación del ingreso, el poder adquisitivo para comprar comida y miedo al contagio y la muerte, pero sobre todo, en caso de enfermedad o muerte no tener un tratamiento o un sepulcro digno’ (Entrevistas).

Tambien en relación al Ecuador, Alberto Acosta dice que ‘el reto del coronavirus resulta descomunal. La pandemia desnuda situaciones lacerantes de todo tipo. El drama humano que se vive tiene ‐por lo pronto‐ su punto de expresión máxima en Guayaquil. La barbarie parece haberse instaurado en esta ciudad portuaria con la llegada del coronavirus: cientos de familias devastadas por la muerte de algún familiar, cadáveres por doquier, inclusive cadáveres extraviados, cientos de trabajadores de la salud contagiados y miles de personas que se debaten entre morirse de hambre al buscar el sustento diario en las calles o morirse de coronavirus. Esta situación ya se replica en varias provincias de la costa.” (Entrevistas)

En la Argentina, según Joaquina De Donato, ‘el riesgo es el colapso del sistema de salud y la posibilidad de una insurrección popular por parte de los sectores marginales. Dado que más de un 40 por ciento de la mano de obra en Argentina es en negro y vive de trabajos eventuales, la quarentena está poniendo al borde de una situación crítica a trabajadores y grupos marginales. Por lo que si la crisis económica sigue profundizandose, no se descartan saqueos o piquetes que obliguen a medidas represivas que pueden desatar una insurrección social’ (Entrevistas)

Gerardo Necochea Gracia (Mexico) por su cuenta dice que ‘Las medidas de distancia social y encierro no favorecen las muestras visibles de solidaridad, como sí fue el caso en los sismos de 1985 y 2017. Hay que pensar que la epidemia llega a sumarse al desastre que ya de por sí es la violencia asociada con el narcotráfico y crimen organizado. Hay fragmentación y miedo. Muchas comunidades se han cerrado al exterior, para excluir la violencia, y si bien hay solidaridad interna, hay desconfianza hacia el exterior, que bien puede convertirse en rechazo violento a todo el que viene de fuera debido a la epidemia. Puede efectivamente ganar fuerza un discurso localista, xenófobo e intolerante. Hasta ahora, las organizaciones sociales progresistas y la izquierda organizada han sido incapaces de avanzar una respuesta que ofrezca alternativas’ (Entrevistas)

Tambien en relación a Mexico, Patricia Pensado habla de los peligros de ‘la polarización social, una mayor fragmentación entre los ciudadanos; y con la profundización de la crisis económica un mayor empobrecimiento y desempleo. Un fortalecimiento de los grupos políticos de derecha’ (Entrevistas)

¿Como reacciona la sociedad o la sociedad civil ante tal emergencia o crisis médica?

Patricia Pensado (Mexico) nos dice en relación a esta pregunta que “se han realizado protestas de los trabajadores de la salud afuera y en los estacionamientos de los hospitales y las clínicas, exigiendo los insumos necesraios para enfrentar la epidemia. Así como también por parte de los trabajadores de servicios (taxistas, meseros, vendedores ambulantes, entre otros) frente a los edificios de las instituciones de gobierno y de obreros de las maquiladoras del norte del país. Así como de familiares de los presos por las condiciones de hacinamiento en que viven. Cabe mencionar que la mayoría de estas protestas se han dado en la Ciudad de México, aunque también en algunos estados de la República” (Entrevistas)

Igor Goicovic Donoso (Chile) nos dice que ‘El COVID 19 llegó en marzo, justo cuando se esperaba un nuevo repunte de la movilización social. Pero la amenaza de la pandemia, unida a la política de restricción de movimiento del gobierno, han reducido significativamente la capacidad de movilización y de protesta de la gente. Cabe señalar, que las movilizaciones del ciclo octubre de 2019 / febrero de 2020, tuvieron convocatorias bastante espontáneas, la mayoría de ellas orientadas al espacio público, vía redes sociales. En el actual momento esa estrategia ha fracasado. Se han convocado a cacerolazos que han tenido escaso eco, los paros son inexistentes, ya que aquellos que pueden trabajar en sus lugares habituales de faena lo están haciendo y los demás (incluidos los académicos) trabajamos online.

Los bloqueos han sido más efectivos, pero esa iniciativa arranca más del miedo al contagio y de la ineficacia de los controles sanitarios y policiales, que de una dinámica de protesta frente al gobierno” (Entrevistas).

Viviana Bravo Vargas, también hablando de Chile, nos dice que ‘en un primer momento se activaron los cacerolazos, pero han perdido fuerza. También ha habido bloqueos de calles en territorios para impedir que preferentemente santiaguinos de clase alta se movilicen para pasar la cuarentena en sus segundas viviendas, generalmente ubicadas en la costa. Con todo, la movilización no ha tenido la fuerza ni la capitalización política de la rebelión popular anterior, que podría haber sido esperable. Se han vivido situaciones tensas de atochamiento, que ponen en riesgo a la población y no se ha visto mucha movilización, más que quejas individuales. Se ha volcado a las redes sociales, y se han activado algunas instancias solidarias, como ollas comunes en algunos terrirtorios debido a la falta de alimentos producto de la cesantía. Continúa la lucha por la liberación de los presos políticos, pero por las medidas derivadas del coronavirus sólo destacan algunos sectores, como la de funcionarios de la salud, y el colegio de profesores. La CUT [Central Unica de Trabajadores] ha estado completamente ausente’ (Entrevistas) Para Karina Ponce (Ecuador) ‘actualmente en las circunstancias en las que ahora nos encontramos las acciones ciudadanas han sido más bien limitadas. Fundamentalmente relacionadas con acciones de cooperación barrial y asociativo. Sin embargo, no me extrañaría en lo absoluto que tras este confinamiento volvamos a vivir experiencias de levantamiento popular en todo el país, como sucedió en Octubre 2019. La magnitud del desastre es espeluznante” (Entrevistas).

Eduardo Gudynas (Uruguay) nos habló de ‘limitadas protestas sociales de sectores de la economia informal (por ejemplo vendedores que venden en las calles o en los buses). Los debates políticos discurren en la prensa, en comités,en reuniones, etc. Un intento de ʺcaceroleoʺ desde la central sindical tuvo un resultado muy limitado, y posiblemente contraproducente contra la central dado el nivel de críticas que recibió. Múltiples iniciativas de ayuda a nivel barrial, especialmente por el regreso de ʺollas popularesʺ, en todas las ciudades. Muestras de solidaridad ciudadana para apoyar esas ollas; intentos en que sigan normas sanitarias; etc. Este es un aspecto increíble por la extensión, diseminación y consistencia. También prácticas muy negativas; por ejemplo, obtener canasta de ayuda en alimentos para después venderlas, han sido denunciadas; robo masivo de alcohol en gel de un centro de salud; etc. (Entrevistas).

Mauricio Archilla (Colombia) dice que ‘hasta ahora está respondiendo a los casos reportados, pero hay quejas del personal de salud sobre inadecuación de equipos e instalaciones, así como de malas condiciones laborales…Hay algunas protestas físicas de gentes pobres que piden apoyos de los gobiernos nacional y locales. Otros desempleados o independientes qu epuden derecho al trabajo. Pero no han sido, por fortuna. multitudinarias. Hay algunos cacerolazos contra el gobierno nacional y a favor de los locales, como el de Bogotá [bajo gobierno progresista]. En relación a la respuesta de la sociedad civil en términos generales nos dice: TEMOR, DESCONCIERTO Y EN ALGUNOS MOMENTOS APOYO A LOS GOBIERNOS LOCALES’ (Entrevistas)

¿Finalmente, preguntamos, que podemos aprender de esta crisis? ¿Cuales son las lecciones que podemos aprender?

Pablo Pozzi (Argentina) nos contesta ‘ en verdad no muchas, principalmente porque en la última década las organizaciones populares han sufrido muchos retrocesos. Teóricamente hay posibilidades pero nadie parece estar dispuestos de tomar ventaja de la situación. Hay mucha confusión y desorientación en la izquierda y entre los progresistas’ (Entrevistas).

Para Igor Goicovic Donoso (Chile) ‘otras crítica colectiva. El sector más activo y crítico durante este período ha sido el personal sanitario de la salud pública. Han denunciado las insuficiencias de la política pública, han alertado sobre una eventual catástrofe en los meses venideros e incluso han protestado públicamente. Debiera ser sorprendente que gobiernos como el de Piñera, que a marzo de 2020 estaban en el suelo, no solo hayan sobrevivido a la crisis social y política detonada en octubre sino que, apoyados en la actual pandemia, recuperen cierto margen de legitimidad. A mi juicio ello ocurre, precisamente, porque no hemos sido capaces de articular una alternativa programática, orgánica y estratégica que nos permita disputar el poder (Entrevista)

Para Karina Ponce (Ecuador): ‘Si no logramos organizarnos políticamente para plantear una alternativa al capitalismo neoliberal, lo que nos espera en no poco tiempo es el fascismo. Con el coronavirus los estados‐nación están asumiendo el papel que tenían en la posguerra, sobre todo, en lo que a control de las masas se refiere. ¿Es qué acaso no podemos luchar por un futuro que nos aleje de la desigualdad social? Muerte, destrucción social, hambre, e incremento de la pobreza, indigencia y desigualdad en todos los niveles. Una sociedad dividida por las posturas para salida de la crisis. Esta crisis oculta también el incremento de la violencia de género. Muchas mujeres tienen a su agresor en casa todo el día, de quién no pueden esconderse o salvarse. Las tareas domésticas no remuneradas se visibilizan más aún en estas circunstancias. Finalmente, sumaría la muerte política del actual gobierno y su gabinete, sus cuadros políticos seguramente tendrán un futuro político no muy prospero” (Entrevistas).

Finalmente, como ultimo comentario dejamos acá lo que nos dice Alberto Acosta (Ecuador) “No podemos volver a la normalidad porque era una a‐normalidad” (Entrevistas)’

Este último punto nos lleva a una pregunta clave: ¿que es lo normal y que es lo patológico? El Coronavirus ¿llegó a una sociedad y un sistema economico normal? Para contester esta pregunta es necesario pienso, volver a los estudios del filósofo de la ciencia, Georges Canguilhem que exploraba los problemas de ‘una teoría de las relaciones entre lo normal y lo patológico de acuerdo con la cual los fenómenos patológicos sólo son en los organismos vivos variaciones cuantitativas, según el más y el menos, de los respectivos fenómenos fisiológicos. Semánticamente, lo patológico es designado a partir de lo normal no tanto como a o dis sino como hiper o hipo. Por más que se conserve la confianza tranquilizante de la teoría ontológica en la posibilidad de vencer por medios técnicos al mal, se está muy lejos de creer que salud y enfermedad sean opuestos cualitativos, fuerzas en lucha’ (Canguilhem 1971: 20). Salud y enfermedad no son polos opuestos, uno implica al otro mutuamente. Canguilhem sigue y afirma que ‘la enfermedad difiere del estado de salud, lo patológico de lo normal, como una cualidad difiere de otra, ya sea por presencia o ausencia de un principio definido, ya sea por reelaboración de la totalidad orgánica. Esta heterogeneidad de los estados normal y patológico puede tolerarse todavía en la concepción naturista, que poco espera de la intervención humana para la restauración de lo normal. Pero en una concepción que admite y espera que el hombre pueda forzar a la naturaleza y hacer que se pliegue a sus intenciones normativas, la alteración cualitativa que separa lo normal de lo patológico resultaba difícilmente sostenible’(Cangilhem 1971: 19)

La normalidad pues, puede entenderse de dos maneras: por un lado, lo normal es aquello que es tal como debe ser; por otro lado, lo normal es aquello que se encuentra en la mayoría de los casos. Estamos, pues, ante un término equívoco, pues al mismo tiempo designa un hecho y un valor en virtud de un juicio. El neoliberalismo no es solo la norma en América Latina sino ‘normal’. En medicina también se confunden los terminos, pues el estado normal designa al mismo tiempo el estado habitual de los órganos y su estado ideal. Lo normal es entonces un concepto dinámico y polémico pero igual podríamos decir esto de lo patológia, que tiene que ver con la parte de la medicina encargada del studio de las enfermedades en su mas amplio sentido. La Crisis Covid es algo ‘normal’ para el capitalismo tardío, era predicible. No es simple patología, algo abnormal que una vez superado nos deja volver al estado natural de equilibrio. Lo que el coronavirus ha producido en América Latina, como en otros lugares, es un desvelamiento de las contradicciones del capitalismo dependiente. No podemos, no debemos, pues volver a esa normalidad que de ‘normal’ en sentido ético tenia muy poco. El virus es el capitalismo dependiente.

Referencias

Baker, P (2020) ‘’We can’t go back to normal’: how will coronavirus change the world’, The Guardian <https://www.theguardian.com/world/2020/mar/31/how‐will‐the‐world‐emerge‐from‐the‐coronavirus‐crisis>
Brown, F et al (2020) ‘How will coronavirus reshape democracy and governance globally’, Carnegie Foundation<Thttps://carnegieendowment.org/2020/04/06/how‐will‐coronavirus‐reshape‐ democracy‐and‐governance‐globally‐pub‐81470

Canguilhem, G ( 1971 ) Lo normal y lo patologico. Buenos Aires: Siglo XXI CEPAL (2020) América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID‐19: efectos económicos y sociales. Santiago: CEPAL <https://www.cepal.org/es/publicaciones/45337‐america‐latina‐caribe‐la‐pandemia‐covid‐19‐efectos‐economicos‐sociales>

Davis, M (2005) Monster at our Door: The global threat of avian flu. New York: New Press
Davis, M (2020)’ Covid 19: The monster finally at the door’, Monthly Review Online, <htthttps://mronline.org/2020/04/06/capitalism‐is‐the‐disease‐mike‐davis‐on‐the‐coronavirus‐crisis/>ps://mronline.org/2020/04/06/capitalism‐is‐the‐ De Waal, A (2020) ‘New Pathogen, Old Politics’, Boston Review <https://bostonreview.net/science‐nature/alex‐de‐waal‐new‐pathogen‐old‐ politics

Engels, F ( 1969) The Condition of the Working Class in England, London: Panther
Howard, D (ed) (1971) Selected Political Writings. Rosa Luxemburg. New York: Monthly Review Press

Horton, R (2020) ‘Coronavirus is the greatest global science policy failure in a generation’, The Guardian <https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/apr/09/deadly‐virus‐ britain‐failed‐prepare‐mers‐sars‐ebola‐coronavirus>

Lapavitsas, C (2020) ‘This Crisis Has Exposed the Absurdities of Neoliberalism. That Doesn’t Mean it Will Destroy it’, The Jacobin, <https://www.jacobinmag.com/author/costas‐lapavitsas>
Legrain, P (2020) ‘The Coronavirus is Killing Globalization as We Know it’, Foreign Policy < https://foreignpolicy.com/2020/03/12/coronavirus‐killing‐globalization‐nationalism‐protectionism‐trump/>

Mair, P (2020) ‘What will the world look like after coronavirus: four possible futures’, The Conversation < https://theconversation.com/what‐will‐the‐world‐be‐like‐after‐coronavirus‐four‐possible‐futures‐134085>
Mulder, N (2020) ‘The Coronavirus World Economy Will Change the World’, Foreign Policy < https://foreignpolicy.com/2020/03/26/the‐coronavirus‐war‐economy‐will‐change‐the‐world/>

Smith, J (2020) ‘Why coronavirus could spark a capitalist supernova’, Brave New Europe < https://braveneweurope.com/john‐smith‐why‐coronavirus‐could‐spark‐a‐capitalist‐supernova>

Solnit, R (2020) ‘The impossible has already happened’: what coronavirus can teach us about hope, The Guardian, <https://www.theguardian.com/world/2020/apr/07/what‐coronavirus‐can‐ teach‐us‐about‐hope‐rebecca‐solnit>

Tooze, A (2020) ‘Shockwave’, London Review of Books, 42,8 <https://www.lrb.co.uk/the‐paper/v42/n08/adam‐tooze/shockwave> Wenham, C et al ‘Mosquitoes and Covid‐19 are a ticking time bomb in Latin America, LSE Blog

Entrevistas
En el mes de marzo 2020 se realizaron entrevistas atraves de un cuestionario con las siguientes personas:
Karina Ponce (Ecuador)
Alberto Acosta (Ecuador)
Pablo Pozzi (Argentina)
Joaquina De Donato (Argentina) Igor Goicovic Donoso (Chile) Viviana Bravo Vargas (Chile) Eduardo Gudynas (Uruguay) Mauricio Archilla (Colombia) Pascual Garcia (Mexico)
Gerardo Necochea Gracia (Mexico) Patricia Pensado (Mexico) Frances Z. Brownsaskia Brechenmachercarothersfet As
178
dAPRIL 06, 2020

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *