Los levantamientos democráticos que nos faltan

por Giuseppe Cocco

 

Impureza de las sublevaciones, geometría de las revoluciones     

En la introducción de su libro “Revolution»[1], el historiador Enzo Traverso critica duramente la exposición «Soulèvements» organizada por Didi-Huberman[2]. Le molesta, profundamente, la fotografía de Gilles Caron que ilustra la tapa del catálogo, y aún más, le molesta, la bajada de foto: «manifestantes anticatólicos». Estamos en la batalla de Bogside entre católicos y protestantes en Londonderry, agosto de 1969: dos jovencitos lanzan piedras como si ejecutasen la coreografía de un ballet. Esta imagen seria una desviación, pues muestra, no una sublevación, sino que una sumisión: “la danza mortal de la segregación que, por muchos siglos, sufrieron los católicos”[3]. Aunque la imagen es estéticamente muy poderosa, “la elegancia de un gesto que evoca a la belleza de una performance atlética no esclarece su significado político»[4]. Didi-Huberman responde a la crítica con por lo menos tres argumentos: primero, él la define como “sectaria”, porque ambos autores estarían del “mismo lado de la barricada”; en segundo lugar, el afirma que la distinción clásica formulada por Arno J. Mayer, y utilizada por Traverso, entre rebelión y revolución establece una jerarquía política cuestionable entre las sublevaciones (irracionales, deseadas, desesperadas) y las revoluciones (esperanza organizada en torno a un proyecto); finalmente, el pie de foto de Gilles Caron estaría equivocado, los manifestantes en realidad serian católicos, los oprimidos[5]. Traverso, entonces, seria víctima de una “negligencia de lectura”: no se toma el tiempo necesario para captar una sensibilidad que se subleva “contra toda pureza»[6].

Traverso responde y radicaliza el dialogo: al producir “imágenes de pensamiento” que “rechazan separar la corporalidad de las luchas de su intencionalidad política”, se cae en la estetización de lo político en lugar de promover una politización de la cultura, según la famosa formula de Walter Benjamin[7]. Didi-Huberman nuevamente responde. Ya no estamos del “mismo lado de la barricada»[8]. Tenemos, entonces, dos campos que se confrontan en torno a la iconología que atraviesa la historia cultural a partir de concepciones opuestas de la dialéctica de la imagen: de un lado, la belleza del gesto de la sublevación; del otro, la geometría de la revolución. Las sublevaciones serian emocionales y corpóreas en tanto que las revoluciones se situarían mas del lado de la racionalidad. Mientras Didi-Huberman se concentra más en las imágenes en sí, Traverso examina las imágenes explicadas.

  1. Más allá de la pausa, la potencia de un soplo

En el catálogo de la misma exposición, para hablar sobre sublevaciones, Antonio Negri usa la metáfora y la mitología del halterofilismo: el atleta que levanta pesas, Atlas que sostiene los cielos sobre sus hombros. El punto central de su reflexión es la pausa que separa la performance en dos momentos: levantar la barra del piso hasta el pecho y luego intentar elevarla por encima de su cabeza, con los brazos extendidos hacia el cielo[9]. El levantamiento gestiona la potencia del portador y el sufrimiento que soporta bajo la carga que levanta[10]. Cuando la pausa no se transforma en una interrupción —continua Negri — acontece algo como la creación del mundo, un exceso del ser: «un gesto de fuerza, pero realizado como un soplo«[11]. El levantamiento se torna revolución. Cuando eso ocurre en la dinámica colectiva, cuando estamos “todos juntos, (…) todo es alegría«[12]. Es el milagro de la transfiguración de la fuerza y de la violencia en su opuesto: el soplo y la alegría.

A partir de esa poética del soplo colectivo como creación revolucionaria, Negri propone una reflexión sobre las trampas y los limites de la acción. El limite seria la derrota: la trampa, a su vez, se encontraría en una ontología negativa. La ontología negativa ocurre cuando “el peso del levantamiento no puede ser más soportado”, pudiendo acontecer que se huya “de la materialidad de ese proceso (y) se instale de ese modo un deseo derrotado, frustrado, triste (…)[13]«. Este es un tema que encontramos en un análisis de «L’uso dei corpi” de Giorgio Agamben[14]. Negri escribe: «su investigación no conduce ni a la construcción de una comunidad posible, ni a una definición de un poder, sino que apenas a un poder destituyente, a una comunidad inoperante»[15]. Para Agamben, el poder constituyente es consubstancial al poder constituido[16]. En contraste, según Negri, el poder constituyente es siempre una «lucha contra el poder constituido», una ontología positiva y alegre. Pero, ¿cómo funciona esta ontología alegre?

  1. La potencia del soplo, contra las derivas autoritarias

En marzo de 2023, exactamente diez años después de la gran sublevación de junio de 2013[17], un periodista destacado, del mayor periódico brasileño critico la propuesta de una “asamblea constituyente exclusiva” formulada por un senador del Partido de los Trabajadores[18]: «Todo este debate (sobre asambleas constituyentes) fue socavado por las experiencias en América Latina, donde varios gobiernos las utilizaron (…) para aumentar el poder del ejecutivo, como ocurrió en la Venezuela de Hugo Chávez, en la Bolivia de Evo Morales y en el Ecuador de Rafael Correa”. En el mismo artículo destaca que, la “base teórica para la manipulación de referendos y del propio instrumento de la asamblea constituyente para dar mas poder a los presidentes de turno, es el libro El poder constituyente¾ensayo sobre las alternativas de la modernidad, del filosofo italiano Antonio (Toni) Negri»[19]. También menciona que, diez años atrás, en el tumulto de la rebelión, el mismo periodista había publicado un artículo sobre la misma propuesta con los mismos argumentos. La convocatoria de Asambleas Constituyentes, enfatizó, es un “tipo de acción fundamentalmente antidemocrática, pues una cosa es criticar las acciones del Congreso y exigir cambios en su acción política para acercarse a aquellos que representa, es decir, los ciudadanos (…), otra es querer sortear el poder legislativo, estableciendo un vinculo directo con el electorado por medio de un gobierno plebiscitario, que conduce al populismo y al autoritarismo»[20]. En aquella época, él también denunciaba explícitamente el papel de la filosofía política de Negri.

Hoy sabemos que la experiencia chavista se transformo en una dictadura y en una pesadilla para los venezolanos, justamente por haber conseguido quebrar la independencia de las otras esferas institucionales. Los plebiscitos y las asambleas constituyentes servirán a una nueva y perversa forma de bonapartismo. Por otro lado, en Brasil, la resiliencia democrática ante el fascismo bolsonarista puede contar con los poderes constituidos (en particular con la Corte Suprema) [21].

¿Significa, acaso, esto que el poder constituyente es una amenaza para la democracia? ¿Coincide con las llamadas asambleas constituyentes o se trata de algo diferente, como lo demuestra el caso chileno? ¿Puede la controversia, en torno a esta noción, ayudarnos a resolver el debate sobre las revoluciones y levantamientos, o será el contrapunto entre Traverso y Didi-Huberman lo que puede permitirnos entender mejor los enigmas del poder constituyente?

  1. Después de la imagen

Curiosamente, la polémica sobre revolución y levantamientos se da sin poner mucha atención a la historicidad del conflicto que acontecía, en la época de la fotografía, entre católicos segregados y unionistas opresores en Irlanda del Norte. ¿Qué paso después? ¿En los términos de Negri, hubo una derrota o los pesos del levantamiento cayeron en la trampa de la ontología negativa? Si bien Irlanda del Norte paso por un largo calvario de violencias entre católicos y unionistas, esos conflictos fueron de hecho transformados en el establecimiento de un acuerdo de paz. Más allá de las leyendas y de los pies de foto (de la exposición y de la fotografía), católicos y unionistas hoy disputan en las dinámicas de la democracia: sus conflictos han transformado las formas de vida[22]. Los levantamientos irlandeses no estuvieron exentos de consecuencias, pero estas no solamente fueron represivas, ni realmente constituyentes y mucho menos revolucionarias. Fue en el terreno instituyente que esa transformación se pudo afirmar al punto de que, en febrero de 2024, una líder nacionalista (del Sinn Fein), fue electa Primera Ministra del Ulster[23]. Por lo tanto, cabe preguntarse, si en sus respuestas a Traverso, Didi-Huberman no estaba demasiado preocupado por mantenerse “del mismo lado de la barricada”. No son las barricadas las que permiten sustentar posiciones diferentes, sino la democracia como producto y terreno de un conflicto que no termina en lo absoluto. Cuando el cañón no encuentra limites, es el terror lo que surge. Y no es la critica de Arno Mayer a los levantamientos la que podría salvar a los regímenes producidos por las “revoluciones” en Rusia, así como en China o en Cuba[24]. Al contrario de lo que dice Traverso, el comunismo-régimen no es diferente del comunismo-revolución y no hay nada que lamentar de su colapso[25]. Al contrario, los levantamientos democráticos quedan así, liberados.

El debate no es entre “rebelión deseante” y “revolucion racional”, sino sobre el lugar o el papel de lo que Macchiaveli llama necesidad. La democracia es la forma de gobierno y de vida capaz de revertir la relación con la necesidad: los fines se encuentran con los medios, sin embargo (nondimanco), este encuentro institucionaliza la tensión entre los dos, o sea, entre la regla y su derogación[26].

 

  1. 4. La democracia instituyente, todavía

Sin embargo, del mismo que Didi-Huberman duda en recordar la larga serie de tragedias que marcan la historia de las revoluciones, en su ensayo sobre halterofilismo, Negri basa su ontologia de la alegría en una sedimentación jerarquizada de los diferentes levantamientos. Nos habla que las revueltas americanas, la de los jóvenes londinenses o las de los hijos de los inmigrantes en Francia. El levantamiento brasileño de junio de 2013, la revolución de las multitudes ucranianas en Maidan, las calles de Caracas contra la dictadura chavista, las revueltas de Nicaragua contra la dictadura sandinista o en Cuba contra el hambre, ni siquiera merecen una mención. Claro, se puede decir que son omisiones en una lista aleatoria y no exhaustiva. Aun así, da la impresión de que se trata de revueltas canonizadas, algo como las cuentas de un rosario, la liturgia de una respiración que continuaría “alentando desde la Comuna a los soviets, de las insurrecciones metropolitanas a las primaveras del nuevo proletariado»[27]. Una conferencia de Negri en Oxford (2012) confirma que se trata de una doxa. La Guerra Fría, afirma, era una invención destinada a “mantener el aislamiento de la URSS”[28] y la caída del Muro de Berlín solo tendría un efecto positivo, el permitir una construcción europea antiamericana. Del mismo modo que en su geología de los levantamientos no hay espacio para la geopolítica de las contestaciones no rotuladas “de izquierda”, en esta Europa antiamericana pensada por Negri no hay espacio para los deseos democráticos de las multitudes de los países del Este. Paradoja en el abismo: La Europa antiamericana que Negri sueña es puramente occidental. Para el, la búsqueda de los países Bálticos, de los polacos, de los rumanos (y más recientemente de Finlandia y Suecia) de protegerse en la alianza atlántica sería el resultado del imperialismo yankee. La resistencia ucraniana, escribe junto a Nicolas Guilhot, es “una guerra por el poder entre potencias nucleares (…)»[29] . Las multitudes de Maidan, aparentemente no sedimentaron nada, y su resistencia es más temida que el fascismo ruso[30].

  1. Los levantamientos democráticos que nos faltan

Los levantamientos radicalmente democráticos que hoy nos faltan ante la ascensión, casi, inexorable de los nuevos fascismos, y de la guerra en gran escala, que ellos fomentan, están atrapados en la trampa de esas inversiones de significado. Pero es precisamente en las calles de Tbilisi, Budapest, Varsovia y Odesa, donde estas energías se manifiestan. Lo mejor de Europa esta fuera de Europa, en los jóvenes ucranianos que resisten al fascismo ruso. De la misma forma, lo mejor de Occidente esta fuera de Occidente, en las jóvenes mujeres iranies que liberan sus cabellos, corriendo el riesgo de ser asesinadas por hacerlo. Tal vez sea en la vitalidad de estos levantamientos democráticos que el debate sobre la revolución sea superado, así como la oposición entre poder constituyente y poderes constituidos. De cualquier modo, nos encontramos en el corazón de la famosa reflexión “gatopardesca” de Giuseppe Tommasi di Lampedusa: «Si queremos que to se quede como esta, es necesarios que todo cambie. ¿Está claro?». Carlo Ginzburg recuerda que esa frase es una derivación invertida de Maquiavelo en los Discursos: «Quien, en una ciudad libre, quiere reformar un gobierno antiguo, que conserve al menos la sombra de las costumbres antiguas». La inversión es evidente: por un lado, «si queremos que todo cambie, es necesario que algo permanezca como está (Discursos); por el otro, «si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie» ( Gattopardo). «El fin es opuesto: revolución en el primer caso, conservación en el segundo. Los medios son idénticos: cambio (parcial en el primer caso, total en el segundo)». Aquí está la paradoja: «es el conservador, y no el revolucionario, quien lleva el cambio hasta sus últimos extremos (‘todo… todo’)», concluye Ginzburg, como acabamos de hacer con Irlanda del Norte, analizando lo ocurrido en Sicilia después del Gattopardo: «(…) a mil leguas del ‘refus du changement en soi‘ (…), el cambio político existe, tal como existe, en un nivel más profundo, la ‘lenta sustitución de las clases’ (…)». Pero mientras Ginzburg termina con una nota melancólica, colocando la especificidad histórica en el horizonte de su contingencia cósmica, nosotros necesitamos multiplicar los esfuerzos para movilizar los levantamientos democráticos que nos faltan.

** Giuseppe Cocco, es profesor titular de la UFRJ. Coordinador del Laboratorio Territorio y Comunicación (LabTeC/UFRJ)

Traducción del portugués: Santiago Arcos-Halyburton

NOTAS:

[1] Enzo Traverso, Révolution. Une histoire culturelle. Tradução do inglês de Damien Tissot, La Découverte, Paris, 2021.

[2] Jeu de Paume, Paris, 2016.

[3] Guillaume Blanc-Marianne https://aoc.media/analyse/2023/05/03/image-legendee-histoire-legendaire-coda-a-la-querelle-didi-huberman-traverso-1-2/

[4] Traverso, Révolution, cit., p. 21.

[5] “Prendre Position (politique) et prendre le temps (de regarder)”, Analyse Opinion Critique AOC, 5 mai 2022.

[6] Georges Didi-Huberman, Atlas ou la Gai savoir inquiet. Cit., p. 13.

[7] Enzo Traverso, “Soulèvements/égarements”, AOC, 2 de julho de 2022

[8] « Qu’est-ce qu’une image de gauche ? », AOC, 18 juillet 2022.

[9] Negri, “L’événement”, in Didi-Huberman, Soulèvements, Cit.

[10] Georges Didi-Huberman, Atlas ou la Gai savoir inquiet. L’œil de l’histoire, 3. Minuit, Paris, 2011, p.88.

[11] Negri, “L’événement”, cit.

[12] Ibid.

[13] Ibid., p. 40.

[14] Neri Pozza, Vicenza, 2014. O Uso dos Corpos,, Boitempo, São Paulo, 2017.

[15] Antonio Negri, “Giorgio Agamben, quando l’inoperosità è sovrana”, Il Manifesto, 2014.

[16] A. Negri, “Ce divin ministère des affaires de la vie sur terre”, La Revue Internationale des Livres e des Idées, Janeiro de 2008.

[17] Giuseppe Cocco et Yann Moulier Boutang, “La première révolte de la multitude du travail métropolitain”, Multitudes, 2013/3 (n. 54), pp.19-31. Ver tambien  Giuseppe Cocco: “Lula, 10 ans après juin 2013”, Multitudes, 2023/2, n. 90.

[18] Murilo Fagundes, “Humberto Costa sugere novas Constituinte para reforma política”, Poder360, 12 de março de 2023.

[19] Merval Pereira, “Buscando atalhos”, O Globo, 14 de março de 2023, p. 2.

[20] Merval Pereira, “Democracia Direta”, O Globo, 25 de junho de 2013.

[21] Jeudiel Martinez, “Chavez est vivant, la lutte continue”, Multitudes, 2019/3, pp. 7-11.

[22] Para obtener una cronología detallada de los acuerdos de paz, consulte The Irish Peace Process – Chronology of Key Events (April 1993 – April 1998), disponible en https://cain.ulster.ac.uk/events/peace/pp9398.htm

[23] “Irlande du Nord: Michelle O’Neill, issue du Sinn Fein, élue officiellement première ministre, Le Monde, 3 février 2024.

[24] Arno Mayer, The Furies: Violence and Terror in the French and Russian Revolutions, Princeton, Princeton 2000.

[25] Enzo Traverso, Révolution, cit., p. 494.

[26] Carlo Ginzburg, Néanmoins, traduzido do italiano por Martin Rueff, Verdier, Paris, 2018.

[27] Negri, “Événement”, Cit., p. 44.

[28] Antonio Negri, Intervento Volcano, Oxford, 12 de maio de 2012 (manuscrito).

[29] Toni Negri et Nicolas Guilhot, « New Reality ? », New Left Review, 19 août 2022

[30] Cf. Bruno Cava et Giuseppe Cocco, “Est-il plus facile d’imaginer la fin du monde que la fin de Poutine?”, AOC, 5 décembre 2022, disponible https://aoc.media/opinion/2022/12/04/est-il-plus-facile-dimaginer-la-fin-du-monde-que-la-fin-de-poutine/

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